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La sal de la tierra

La sal de la tierra muy buena

Público recomendado: Jóvenes

Se trata de un extraordinario documental en el que el famoso cineasta alemán WimWenders -recordemos Cielo sobre Berlín– nos descubre la vida y obra del fotógrafo Sebastiao Salgado, y lo hace de la mano de su hijo, el también fotógrafo Juliano Salgado, codirector y coguionista del film.

 

 

 

El film va recorriendo cronológicamente su obra fotográfica desde su recopilación  La mina de oro de Serra Pelada hasta la última, Génesis (2013), pasando por Éxodos, Trabajadores y Otras Américas. Mientras se nos muestran las mejores fotografías de cada álbum, Salgado va haciendo comentarios, tanto sobre la fotografía, como sobre el contexto de la misma y su propia vida. De esta forma, no sólo nos aproximamos a su obra y a sus concepciones estéticas y humanistas, sino también a su historia, a su mujer, a su padre, a su hijo con síndrome Dawn… a su propia biografía.

El cineasta alemán sabe desaparecer detrás de la fuerza fotográfica de Salgado. La misma fascinación que experimentó cuando se topó con la foto Mujer ciega (Mali, 1985), y que le llevó a preguntarse quién era el fotógrafo que estaba detrás de ese retrato, es la que trata de generar en el espectador. Una fascinación que es sólo estética en primer término, ya que en seguida se transforma en fascinación moral. Wenders descubrió que aquel fotógrafo estaba interesado en algo más importante que la fotografía: las personas a las que retrataba. Esa preocupación humanista, compartida por el cine de Wenders, atraviesa toda la película de tal manera que el asombro estético ante la genialidad fotográfica se da la mano con la congoja existencial y moral de muchas de sus obras, en especial las que muestran las consecuencias del hambre y de la guerra.

En La sal de la tierra se combina el sobrecogedor blanco y negro de las fotografías de Salgado, con el blanco y negro del propio Salgado, mirando a cámara en un primer plano cuya expresividad acompaña las serenas reflexiones que propone. El color se reserva para los videos del tiempo presente, que le acompañan por alguno de sus últimos viajes realizados a las zonas más vírgenes del planeta. La voz en off de Wenders, cual coro griego, glosa el viaje existencial que nos propone este documental, auténtica obra de arte, tanto del cine como de la fotografía. En este caso está justificado el Premio del Público recibido en el Festival de San Sebastián, así como la mención especial otorgada por el Jurado Ecuménico del Festival de Cannes.

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