Público recomendado: Jóvenes
Hay quien se empeña con tratar a los adolescentes como infantes y les procuran consecuentemente “alimentos” triturados para su nutrición. Algo parecido, pero con unas gotitas de sangre en el menú, les sirve el director estadounidense Mark Waters (Cambiadas al nacer, Hermosas criaturas y Mentes criminales) con su último filme Vampire Academy, que más parece un colegio de párvulos que un lugar de degustación a la altura de los “teenegers”.
Waters, que también es guionista, ha adaptado el libro de Richelle Mead y parece pretender obtener los éxitos de la saga Crepúsculo y de productos adláteres con su puesta en escena, pero el resultado, aunque cargado de guiños a los jóvenes, no pasa del aprobado misericordioso.
El argumento: Rose Hathaway, de la especie Dhampir, recibe la misión de ser guardaespaldas de Vasilisa “Lissa” Dragomir, última de su linaje que gobernará un día a los Moroi y Dhampir. Estos son los vampiros buenos, mientras que los Strigoi son los malvados que intentan convertir a todas las especies, incluida la humana, al lado Oscuro (muy recurrente la genial idea de George Lucas y su Guerra de las Galaxias). Tras su huida, Rose y “Lissa”, conectadas psíquicamente, son rescatadas de los Strigoi y reconducidas por Dimitri (Danila Kozlovzky) al instituto donde se forman los vampiros beneficiosos (planteamiento muy semejante a la escuela Harry Potter), del que éste es su instructor principal.
Buena parte del filme se desarrolla en el gótico centro educativo, en el que los alumnos, cual si fueran humanos, se dedican a ligar, “enrrollarse”, instruirse en las artes de lucha, hacer fiestas, asistir a clases y estudiar escasamente. Todo ello abordado con los tópicos habituales, salvo el toque “religioso”, que sirve de percha para fundamentar la historia secular de sus habitantes y darles empaque, y, de paso, aludir a san Vladimiro (santo ucraniano de los siglos X y XI) como su protector y al que nadie acude en los algo más de 100 minutos de metraje.
Recurrir a lugares comunes sobre los adolescentes es la vocación de este filme, que intenta rociar con alusiones a la originalidad y “rareza”, rebeldía -supuesta- de ellos en las verbalizaciones de sus protagonistas. A estas alturas, vestir de negro y “seudofiltear” con mordiscos al cuello a personas del mismo sexo no parece ya nada original.
En medio de este recalcitrante planteamiento, podríamos destacar la fidelidad de Rose y Dimitri a sus respectivas misiones. A Gabriel Byrne (aquel “gangster” monumental en Muerte entre las flores), que encarna al decrépito patriarca Victor Dashkov, sólo podemos desearle que salga de sus estrecheces económicas cuanto antes (razón por la que suponemos que está en la academia vampírica) para no verse sometido a rodajes parecidos.
Al resto del plantel de Vampire Academy, su intervención les habrá dado visibilidad en la industria del cine, cuestión muy conveniente para futuros papeles de más enjundia, tal vez, incluso, para embarcarse en la segunda parte de este filme como avanzó su final.
Enrique Chuvieco
Ficha técnica:
Vampire Academy, USA 2014
Director: Mark Waters
Intérpretes: Rose Hathaway (Zoey Deutch) Dimitri Belikov (Danila Kozlovzky), Vasilisa “Lissa” Dragomir (Lucy Fry), Christian Ozera (Dominic Sherwood), Directora Kirova (Olga Kurylenko), Natalie Dashkov (Sarah Hyland) y Victor Dashkov (Gabriel Byrne)
Género: fantástica
Duración: 104 minutos