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Conexión Marsella

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

El próximo 20 de noviembre, y de la mano de A Contracorriente Films, llega a las pantallas españolas este acertadísimo y muy logrado trabajo fílmico del joven escritor y productor de cine francés de 41 años, Cédric Jimenez, que ahora debuta en el cine con Conexión Marsellaya codirigió junto a Arnaud Duprey Aux yeux de tous (2012), un thriller terrorista que pasó de puntillas por la cartelera- en la que ofrece una mirada firme y sólida sobre la corrupción y las drogas.   

La película se ambienta en Marsella en 1975. Pierre Michel (Jean Dujardin), un joven magistrado con esposa e hijos, acaba de ser trasladado para ayudar en la lucha contra el crimen organizado. Él decide atacar a la French Connection, una operación de la mafia que exporta heroína a todo el mundo. Sin escuchar las advertencias, Pierre lidera una cruzada contra Gaëtan Zampa (Gilles Lellouche), el padrino más intocable. Pero pronto va a entender que para obtener resultados, deberá cambiar sus métodos.

Basada en hechos reales, el periodo de la historia criminal entre los años 70 y 80 ha sido fuente de inspiración de numerosas películas; entre ellas la más representativa es The French Connection, contra el imperio de la droga (William Friedkin, 1971), ganadora de 5 Oscars y todo un clásico del cine norteamericano de la década de los 70 que sigue impactando al género cuando se recuerda el brutal duelo interpretativo entre Gene Hackman y Fernando Rey. Por su parte, Conexión Marsella apunta con precisión y rigurosidad los pormenores de las diferentes pesquisas que llevaron a acabar con el imperio de uno de los mafiosos más influyentes de la historia criminal del país galo. En este sentido, el filme comparte también similitudes con otras grandes producciones en su retrato amoral y violento sobre el tema como en El padrino (Francis Ford Coppola, 1972), Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990) o Casino (Martin Scorsese, 1995).

A pesar de lo estereotipado de sus protagonistas, que resta potencial dramático a sus inquietudes internas, su densidad argumental, su sobreabundacia informativa, su trama y subtramas y los 135 minutos de metraje, Conexión Marsella ni aburre ni defrauda porque su director -que se desmarca también en la dirección de actores- logra que a través de un guión bien armado y unos diálogos creíbles, como con su trepidante montaje, equilibre las dosis de acción -aparte de todo lo deslumbrante que resulta la ambientación y el brillante diseño de fotografía que recrea fielmente la Marsella de aquellos años- e imprime a cada escena el peso justo para que la fluidez y el tempo dramático no se resientan. A ello se une una elegante, elocuente y vigorosa puesta en escena, así como una selección musical que subraya varias secuencias con temas como These Boots Are Made for Walkin, de Nancy Sinatra o Bang Bang (My Baby Shot Me Down), de Cher.

Por último, lo que hace aún más poderosa a Conexión Marsella es el duelo interpretativo que mantienen sus protagonistas, Jean Dujardin y Gilles Lellouche, que en esta película están impecables. El primero por la determinación con la que dibuja a su personaje y el segundo por la contención con la que aborda su rol que podía haber caído en el histerismo y que resulta, precisamente, todo lo contrario.

Sin ninguna duda estamos ante una de las mejores películas del género policíaco del momento. Ya me dirán.

 

 

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