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El viaje de Arlo

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Todos

En el mismo año de la aclamada Inside Out (traducida en España como Del Revés), Disney-Pixar nos ofrece El viaje de Arlo; que aunque no alcanza la originalidad , nivel y frescura de la anterior, resulta una obra interesante que evoca a películas como El Rey León, Dumbo o Buscando a Nemo.

El viaje de Arlo nos lleva al extraordinario mundo de los dinosaurios como si jamás se hubieran extinguido. Arlo vive con sus padres y sus dos hermanos, en donde parece no encajar porque no posee ninguna habilidad que le haga destacar; es débil, cobarde y miedoso. Una serie de acontecimientos llevarán a Arlo a emprender un viaje de maduración, en donde la familia y la amistad serán los temas claves en todo momento. Mientras viaja conocerá a Spot un pequeño niño humano, fantásticamente animado, con el que aprenderá a afrontar sus temores y a descubrir lo que realmente es capaz de hacer.

El director, Peter Sohn, es un animador coreano nacido en el Bronx (Nueva York) que pertenece a la cantera de Pixar Animation Studios; colaboró en películas como Buscando a Nemo, Ratatouille o Los increíbles. Dirigió también para la compañía el cortometraje Parcialmente nublado. En el caso de El viaje de Arlo se perciben grandes influencias de otras películas que impiden quizás que tenga una identidad propia definida. Por otro lado, el hecho de dar la vuelta a los estereotipos (humanizando a los dinosaurios y “asalvajando” a los humanos) se nota a veces algo forzado, aunque no lo suficiente para evitar que se convierta en una digna comedia familiar, llena de humor y lecciones morales.

Es la primera vez en su historia que Pixar estrena dos película en el mismo año. Y eso quizás se deba a dos razones: la primera que desde un principio este proyecto ha sufrido continuas modificaciones; lo cual podría indicar cierta inseguridad ante el mismo; y la segunda razón, quizás sea la de aprovechar la moda sobre dinosaurios generada el pasado verano con la exitosa Jurassic World, que ha logrado revitalizar dicha saga.

El viaje de Arlo apunta una relación interesante entre el miedo (a vivir) y la belleza. En una secuencia, aparentemente calcada de El Rey León, padre e hijo utilizan las luciérnagas como metáfora para afrontar la vida; pues la realidad aunque pueda parecerle a Arlo amenazadora, como lo son las luciérnagas si las miras de cerca, si les soplas, si te atreves a afirmarlas con tu presencia, se iluminan; es su padre quien le indica que el miedo es como la antesala que siempre precede a la belleza que oculta la realidad. Lo mismo sucede cuando Spot, el “bicho humano” de Arlo, se queda asombrado ante la belleza de una puesta de sol que no lograban ver porque unas nubes la ocultaban. En este sentido, El viaje de Arlo es una historia de maduración personal y también, para los adultos que estén atentos, una especie de escuela contra el miedo; el miedo a vivir.

Por otro lado, también se podría hacer una lectura interesante sobre la necesidad del exilio como condición necesaria para dicho crecimiento; de hecho, está implícito en el título de la traducción española “El viaje de Arlo”. Pero Spot aquí resulta igual de fundamental que la necesidad del exilio; la importancia de hacer dicho camino (viaje) de maduración bien acompañado y no en solitario.

En definitiva, una notable propuesta familiar de la factoría de animación más importante del mundo, que aunque no alcance la excelencia, está llena de temas positivos que la convierten en una gran propuesta prenavideña.

Vale la pena destacar la canción de Manuel Carrasco de los títulos de crédito pero, sobre todo, el cortometraje previo a la película titulado Sanjay´s Super Team, que cuenta la historia de un niño indio que lucha por ver su serie favorita cuando su padre tiene que rezar. Quizás vale la pena pagar la entrada tan solo por verlo pues plantea un tema de primer orden como es si la nuevas generaciones, con todas las distracciones que tienen, pueden encontrar una relación entre sus superhéroes (mitos posmodernos) y las grandes religiones de toda la vida.

 

 

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