Crítica:

Público Adecuado: Adultos

Tras el taquillazo de Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (Philippe de Chauveron, 2014), el cómico Christian Clavier protagoniza de nuevo esta comedia junto a un reparto que funciona. El director, Patrice Leconte (El marido de la peluquera, La viuda de Saint-Pierre) propone una comedia sin grandes pretensiones, sin llegar a La cena de los idiotas, en esta correcta adaptación de la obra teatral de Florian Zeller, “Una hora de tranquilidad” 

Michel es un dentista de clase media- alta y un entusiasta del jazz, que busca un rato para disfrutar de su nueva adquisición, un disco que llevaba años buscando. Sin embargo, entre unos y otros no le dejan en paz. Su madre le llama por teléfono, su mujer necesita hablar con él, su amante le espera en un café y su hijo anti sistema le recrimina su estilo de vida. Por si fuera poco, los vecinos han montado una fiesta, y cómo no, además tiene obras en su casa. La española Rossy de Palma se ha colado en esta producción francesa con una notable participación en el papel de asistenta. Todos estos factores se juntan en el mismo día para exponer una situación de estrés de la que quiere huir desesperadamente. Y la situación caótica estalla por todos lados.

La película resulta divertida, a ratos provoca carcajadas, otras veces hartazgo y solidaridad hacia el propio protagonista. El estilo es muy teatral. Salvo el comienzo con una escena en el marcadillo, el resto de la obra se desarrolla en el salón de su casa y en tiempo real.

Pese a todas sus irregularidades, en la forma y en fondo, con unos personajes superficiales, prototípicos y de escasas convicciones, se puede leer esta película en clave de aprendizaje, especialmente si atendemos a la escena final. Subraya el valor de lo importante frente a lo urgente, de la honradez frente a la infidelidad, y la verdad frente a las apariencias.