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Creed: La leyenda de Rocky

Caratula de "Creed. La leyenda de Rocky"

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes-Adultos

Tras el Globo de Oro para Silvester Stallone, y la idea que el imaginario colectivo tiene de que el actor pueda alzarse con el Oscar, llega a la cartelera española con expectación Creed en la leyenda de Rocky, spin-off de la mítica saga de Rocky Balboa, donde volvemos a encontrarnos con el veterano intérprete, y séptima película de la saga en torno a este mítico boxeador, que en este caso protagoniza el actor de color Michael B. Jordan.

Creed en la leyenda de Rocky cuenta la historia de Adonis Johnson (Michael B. Jordan), un joven que no llegó a conocer a su padre, Apollo Creed, eterno rival de Rocky Balboa y campeón del mundo de los pesos pesados, muerto a causa de los letales golpes del boxeador Ivan Drago, hecho que ocurrió antes de que él naciera. El joven Adonis quiere seguir los pasos de su padre y dedicarse al boxeo y, por qué no, recuperar el título de campeón que consiguió su padre en 1979. Nadie puede negar que lleva el boxeo en la sangre, así que el joven se traslada a Filadelfia, lugar en el que se celebró el legendario combate entre su padre y Rocky Balboa.

Pero para llegar a la cima del pugilismo, necesita mucho esfuerzo y dedicación, que en resumidas cuentas se traduce en mucho entrenamiento. El hijo del antiguo vencedor buscará a alguien que cumpla la función de mentor, para ayudarle en su camino hacia la victoria, momento en el que Rocky Balboa entrará en escena.

Se trata del segundo trabajo para el cine del joven realizador de 29 años, Ryan Clooger (Fruitvale Station (2013), que ha actualizado algo su escasa técnica en la dirección de cine en algunos tramos de la historia, y cuyo trabajo planea sobre lo que conoce y sabe que funciona en la saga, es decir, la película primigenia de 1976, triplemente oscarizada, aunque también toma ideas de Rocky 5. Recordemos que en la cinta cuarentona, la  historia sobre Rocky nació de una manera casi fortuita. Tras presenciar un combate entre Muhammad Ali y Chuck Wepner, un modesto y bastante tosco boxeador blanco, Sylvester Stallone escribió en un tiempo récord el guión de una película basada en la vida de un personaje similar a Wepner. Un tipo en apariencia sin talento pugilístico pero con una tenacidad de hierro. Al contrario que todas las películas anteriores, por cierto, Creed en la leyenda de Rocky no está ni escrita ni dirigida por Stallone.

A pesar de que este tipo de cine pudiera recordarnos a los filmes, por ejemplo, The fighter (David O. Russell, 2010), Ali (Michael Mann, 2001) o Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004),  Creed en la leyenda de Rocky tiene un sello demasiado personal y eso la hace rabiosamente distinta, a ratos tosca, mediocre y hortera, se mueve, sin embargo, entre los azarosos contrastes entre la esperanza, la tristeza, la nostalgia perdida, el arrepentimiento, el luto y el dolor y, en ese sentido, la historia crece por aportar estos retales de sentimientos tan humanos como diluidos hoy día en el cine comercial.

Los combates, por su parte, están bien orquestados y la puesta en escena del relato, además de la estructura y los diálogos, el buen guión y la música de Bill Conti -salvo la trama romántica y algún bajón de ritmo e interés en el segundo acto- ayudan a que el espectador salga de la sala con un poco más de lo mismo, que no es cosa baladí en los tiempos que corren, y a veces incidir en el éxito conocido -y en el género- es apostar por un tipo de cine que sabe envejecer. Aunque, eso sí, en el caso presente no sabemos bien hasta cuándo aunque sí por qué.

 

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