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Immortals

Caratula de "Immortals" (2011) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Tarsem Singh fracasa con este violentísimo y desagradable peplum rodado en 3D, con buenos actores, pero sin historia y con unos sobreabundados efectos especiales que dejan al cine de Tarantino en pañales.

Immortals cuenta la historia del brutal y sangriento rey Hiperión y su despiadado ejército, que avanzan por Grecia destruyéndolo todo a su paso con implacable eficiencia. Los pueblos caen uno tras otro ante los hombres de Hiperión y cada victoria le acerca un poco más a su objetivo: desatar la furia de los titanes dormidos para vencer a los dioses del Olimpo y a medio mundo.

Nada parece capaz de detener el inexorable avance del malévolo rey en su conquista del mundo, hasta que un joven llamado Teseo jura vengar a su madre, que ha perecido en uno de los ataques de Hiperión. Teseo pide consejo al Oráculo de la Sibila, Fedra, que ante las perturbadoras visiones del futuro del joven, se convence de que solo él podrá detener la terrible destrucción.

Con su ayuda, Teseo reúne a un pequeño grupo de hombres y asume su destino en una batalla desesperada por el futuro de la humanidad.

De los productores de 300 (Zack Snyder, 2006) llega a las salas españolas la violenta, superficial, vacua, extravagante y acartonada Immortals, tercera película del cincuentañero Tarsem Singh, cineasta de origen indio, tras su irregular The Cell (2000) y su mejorable The fall. El sueño de Alexandria (2006) en la que definitivamente confirma su inexperiencia para el género histórico y convierte a Immortals en la peor de sus aventuras fílmicas.

De donde no hay no se puede sacar ni inventar. O si se inventa, al menos que sea con cierto rigor histórico y no caer en el ridículo por aquello que existe de cierto sobre la historia de Teseo que Tarsem Singh ha desfigurado por completo.

Por si esto no fuera suficiente, el realizador de The Cell se adentra en las hazañas del eterno e incombustible género peplum que tan grandes películas ha dado a la historia del cine clásico como Quo Vadis (Mervyn Leroy, 1951), Ben-Hur (William Wyler, 1959) u otras más recientes como Troya (Wolfgang Petersen, 2004), 300 (Zack Snyder, 2006), Furia de titanes (Louis Leterrier, 2010) o Percy Jackson y el ladrón del rayo (Chris Columbus, 2010), por ejemplo.

Y lo que le ha ocurrido a Tarsem Singh es que se ha quedado a medias de todo, entre la lucha por la inmortalidad y el deseo de cambiar el futuro, probablemente para hacer creíble ese popurrí de filosofía barata en torno a la idea del bien y del mal. De este modo, su película resulta desde todo punto de vista inconsistente, principalmente a causa de un guión flojo, soso y aburrido -al filme le sobra media hora- y de una exageración visual tan violenta y densa que ni los claroscuros a lo Caravaggio en su puesta en escena la salvan.

Podemos concluir, pues, que Immortals, a pesar de contar con un reparto de lujo encabezado por Mickey Rourke, John Hurt, Luke Evans o Freida Pinto -con algunas interpretaciones dignas-, de contar con una dirección artística y un diseño de vestuario espectaculares, e incluso con una banda sonora deudora de los clásicos épicos, la cinta falla cuando desvirtúa tanto los hechos originales hasta que configura un drama hortera y hueco, nada original y muy extraño, la trama resulta demasiado esquemática -la relación amorosa está metida con calzador-, y el conjunto queda resentido por su desmedida violencia que hace que el cine pulp tarantiniano se quede a los pies de los caballos.

Tarsem Singh ha desatado su furia épica y se recomienda a los espectadores que rechacen de plano Immortals, salvo que les gusten las películas que no cuentan nada que no hayan visto ya en otros filmes de serie B o que les apetezca ir al cine para ver cómo revientan en sus narices cadáveres de mujeres y niños con todo lujo de detalles, que para eso el 3D estereoscópico es una delicia.

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