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Las flores de la guerra. El sacrificio de la bondad frente al mal

Uno de los maestros más significativos del cine contemporáneo, el chino Zhang Yimou, presenta esta superproducción que es una adaptación de la novela de Yan Geling titulada ‘Las 13 mujeres de Nankíng ’. En la estela de otras películas recientes sobre esta tragedia – como “La ciudad de la vida y la muerte” (2009) de Lu Chuan y “City of War: La historia de John Rabe” (2009) de Florian Gallenberger- en este caso el director de “El camino a casa” (1999) se centra en una mirada femenina sobre el sacrificio de la bondad en medio de la depravación del mal.

En 1937, la ciudad de Nanking es el principal frente de la Guerra entre China y Japón. John Miller (Christian Bale, el hombre bajo la máscara de Batman) llega a un colegio y una iglesia católicos para ejercer de embalsamador de su párroco muerto. A su llegada, este vividor, arribista y alcohólico, se hace pasar por el sacerdote responsable para salvar el pellejo. Sin quererlo se encuentra de protector de un grupo de chicas, jóvenes estudiantes del colegio y coro de la iglesia. Pero no estará solo en este empeño, inesperadamente un grupo de prostitutas de alto nivel, que tienen que refugiarse en el recinto sagrado, le ayuda en la resistencia al ejército japonés invasor.

Yimou nos cuenta el drama con la belleza formal que acostumbra, basada en una puesta en escena brillante y costosa al estilo Hollywood. Con una gran sensibilidad, como lo ha demostrado en su filmografía, a la hora de filmar la dignidad y el sufrimiento de las mujeres. Así mismo, con una potente capacidad simbólica como podemos reconocer en la secuencia de los disparos sobre la vidriera de la iglesia o en la imagen del laúd ensangrentado. Y todo ello con la ayuda de un elenco excepcional de jóvenes actores chicos que se va convirtiendo en los auténticos protagonistas.

Con un tratamiento un tanto maniqueo, los personajes japoneses son como los nazis de las películas norteamericanas de postguerra, la historia nos adentra en el sentido del sacrificio de la bondad. En medio de la depravación de la guerra cuando ya se ha perdido toda inocencia, del fondo de los corazones amenazados de las víctimas, surge lo mejor del ser humano, la capacidad de amar hasta el extremo. Lo asombroso es que, como ya hizo “La ciudad de la vida y de la muerte”, sea el símbolo sacrificial de la cruz cristiana el que ilumine esta historia de jóvenes heroínas y héroes. Y contradiciendo el refrán en el caso del protagonista occidental el hábito termina por hacer el monje.

Siendo la más cara superproducción china de la historia esta película representa lo mejor de este cine profundo y bello que en este caso cede demasiado terrero a la distribución comercial. Película que conmoverá en su crudeza y apunta sorprendentemente a claves cristianas será presentada con motivo del Congreso sobre Cine y Nueva Evangelización de Barcelona.

Peio Sánchez

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