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American Gods

El escritor, Neil Gaiman, es un profundo conocedor de la historia de las religiones. Una prueba de ello es la excelente versión novelada de la mitología nórdica, titulada Mitos nórdicos o el libro American Gods, ganador de importantes premios como el Hugo o Nébula, lo que ha servido para que la productora Starz haya sacado a la palestra esta serie de 8 capítulos, creada por Bryan Fuller y Michael Green, siendo emitida por la plataforma de Amazon.

El argumento gira en torno a un hombre, interpretado  por el actor afroamericano Ricky Whittle, que acaba de salir de la cárcel y que es escogido por un antiquísimo Dios del pasado que responde al nombre de Miércoles (Ian McShane). Esta deidad intenta liderar un ejército de viejos dioses para enfrentarse a los dioses más modernos.

El arranque de la serie es muy atractivo y cargado de un sarcástico sentido del humor, aunque el desarrollo de los siguientes episodios es irregular con escenas muy logradas frente a otras más bien soporíferas. Los inicios de cada uno de los episodios sirven para presentar a  algunos dioses del presente  y del pasado, mediante impactantes escenas o leyendas muy significativas de cada uno de sus dioses presentados, que destacan por su brillantez.

La primera temporada apunta maneras, pero el final no invita a continuar. Bajo mi humilde punto de vista tendría que haber mostrado algo más para enganchar al espectador, pues el humor y las escenas erótico-festivas de alta temperatura que fomentan el hedonismo (no aptas para todos los públicos) se nos antojan como escaso reclamo para tan interesante apuesta.

En contraposición con lo negativo, nos ha llamado poderosamente la atención que los guionistas, apoyándose en el texto del citado Gaiman, hayan mostrado la figura de Jesucristo como el protagonista de uno de los citados inicios de un capítulo en el que aparece como un Dios cercano a los problemas de los hombres. En este caso, vemos a Jesús de Nazaret acompañando a un  grupo de inmigrantes que intentan pasar la frontera de EE UU  y que da la vida por los más débiles. Da la impresión de que intentan dejar claro que es un Dios solidario y comprometido, que  no está anclado en el pasado, sino que se manifiesta, sugiriendo que se trata de una fe viva, tangible, palpable que se transforma en amor por la humanidad.

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