Interesante acercamiento al género del terror de este joven compositor español, que se está haciendo un hueco entre los grandes. Con sólo 28 años y dos películas en Hollywood (la que nos ocupa y el thriller La fría luz del día), se ha convertido en una de las apariciones más importantes en la Meca del cine. Recordemos su magistral trabajo para la española Mientras duermes o The Immortal Voyage of Captain Drake, un trabajo anterior en Estados Unidos bajo la dirección de Davis Flores.
Centrándonos en esta película, parece que debiera esperarse una música que centre el escenario en el Londres del siglo XIX, pero Vidal, de acuerdo con el director James McTeigue, ha optado por un enfoque actual de la historia mezclando instrumentos de la orquesta tradicional con instrumentos electrónicos. Algo que ya utilizó recientemente Daniel Pemberton en The awakening.
Dentro de esta mezcla de instrumentos, es en la cuerda donde el compositor explota con verdadera fuerza y contundencia toda su creatividad. Hace uso de los violines con una maestría verdaderamente notable mientras el resto de la instrumentación carece de esa grandiosidad en casi toda la composición. Especialmente la percusión, que sólo se utiliza como medio para la construcción de ritmos y al que se le resta una importancia y desarrollos que podrían darle una salto de calidad, al menos, a esta banda sonora.
Todo al servicio de una homogeneidad que ayuda a generar el clima oscuro y dramático que transmite la película. Aunque también hay algo de luz en esta grabación. En medio de frenéticos ritmos y disonancias que generan en el espectador un estado de tensión constante, el compositor español también encuentra lugar para la poesía musical en la pequeña pero preciosa “Poe and Emily”. Incluso aparece una jiga de estilo irlandés para cerrar: “Rakish Paddy”.
Pero eso es todo. El gran lunar de esta banda sonora es que no alcanza a la oscuridad de las imágenes de la cinta. Seguramente consigue generar con esta partitura más tensión que terror. Un poco más focalizada, quizá, en el aspecto psicológico de los personajes de Edgar Allan Poe que en la trama misma. Salvo una excepción: “The Raven”, la impresionante primera pieza de la composición. Unos violines que se entremezclan con sonidos electrónicos y fuerte percusión, pero que no alcanzan el desarrollo que se espera a lo largo de los siguientes minutos.
Es verdad que no emociona, pero supone un gran esfuerzo por intentar captar la esencia profunda y oscura de la historia. Un valor emergente que habrá que seguir con interés porque, si sigue en esta progresión, será pronto uno de los grandes compositores de música de cine. Pero si el terror no es lo suyo, les propongo Marley, cuya música es bien conocida, o la joyita Moonrise Kingdom, cuya selección musical es maravillosa y se engrandece aún más gracias a la aportación de Alexandre Desplat.
Francisco Arellano
Ficha técnica:
The Raven, EE.UU., 2012
Compositor: Lucas Vidal
Sello: Relativity
Duración: 47 min.