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Condena

Crítica

Público recomendado: +16

El drama carcelario ha dado grandes tardes de gloria y lágrimas, a pesar de su sordidez, con potentes producciones como La vida íntima de Julia Norris, El hombre de Alcatraz protagonizada por Burt Lancaster, Brubaker, La leyenda del indomable, La milla verde, Huracán Carter o Pena de muerte, aunque la miniserie de la BBC: Condena podría estar perfectamente en ese abanico porque consta de 3 episodios de 60 minutos de duración por lo que prácticamente funciona como un largometraje.

El argumento gira en torno a un profesor de lengua que es condenado a varios años de cárcel por haber matado a un hombre cuando se encontraba ebrio.

La dirección ha corrido a cargo de Lewis Arnold (especializado en el mundillo de las producciones televisivas), que ha querido mostrar la inseguridad y las injusticias cometidas en los centros penitenciarios de Gran Bretaña. El primer capítulo es más duro que los dos siguientes que se suavizan relativamente para ir profundizando en la interioridad de los personajes.

La trama relacionada con el jefe de la galería es la más intrigante, mientras que las historias que tienen que ver con el profesor de literatura invitan a la reflexión como aquella en la que el profesor, poco acostumbrado a conflictos antes de entrar en la trena, enseña a escribir y a leer a un preso, que es un canto al valor de la amistad, siendo una chispa de luz frente a la soledad y la ausencia de libertad que está asegurada en este tipo de centros.

La tercera trama guarda relación con la labor pastoral de los cristianos en esos centros penitenciarios, aunque no queda claro si es una monja católica o anglicana la que actúa dirigiendo dinámicas de grupo, donde los presos comparten sus dificultades al calor de una capilla. Está religiosa intenta favorecer y apoyar para que estos presos se rediman y obtengan el perdón de los familiares de las víctimas porque muchos están completamente arrepentidos, necesitando del perdón. No todos ellos lo consiguen (lo que puede tener cierto sentido porque encontrarte con el asesino de tu hijo frente a frente tiene que ser muy complicado de barajar). Sin embargo, hay motivos para la esperanza, pues esta mujer es el puente entre los presos y las familias y la carta de la madre del protagonista en una iglesia es de una grandísima belleza y dice lo siguiente: “Sé que Marc cree que su padre se avergonzaba de él por lo que hizo ese terrible día; por el dolor y la pena que causó a la familia de ese pobre hombre. Tiene razón, pero solo por este espantoso día. No por todo lo que vino después; por la forma en la que fue a la policía; confesó y se declaró culpable sin ninguna excusa que redujera los años; por la forma en la que aceptó su sentencia y habría aceptado más años sin ningún problema; por la forma en la que consideraba que cada día de su encarcelamiento era un día más de redención. El padre de Marc se enorgullecía de su hijo más que nunca.”

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