El Festival Internacional de Cine Golden Apricot va por su octava edición y en él Armenia despliega todo su encanto para seducir por igual al espectador y al crítico. Bajo la presidencia de honor de Atom Egoyan y los buenos oficios del director general Harutyun Khachatryan, el Festival se inspira en la idea de la encrucijada de culturas y civilizaciones. Haciendo honor a esta inspiración, las películas que han concursado han abarcado todo un universo de cinematografías y culturas. En este Festival, hay seis jurados, retrospectivas, homenajes, películas fuera de competición, recepciones, encuentros, diálogos, visitas y la generosidad de un pueblo –el armenio- a la que es imposible resistirse.
El Jurado oficial estaba presidido este año por el español Víctor Erice –que continúa creando dentro y fuera de España- y una retrospectiva ha permitido visitar de nuevo el misterioso mundo del director donostiarra, ese laberinto de planos largos, silencios inquietantes e imágenes luminosas sin necesidad de diálogos. Si los grandes maestros del zen hicieran cine, creo que sería el de Víctor Erice. El Festival también acogió retrospectivas dedicadas a Eldar Shengelaya y Alexander Sokurov y un homenaje a Agnieszka Holland, que recibió el premio Parajanov.
La película galardonada por el Jurado oficial con el primer premio ha sido ¨In the Fog¨, del ruso Sergei Loznitza; el segundo ha recaído en ¨It Looks Pretty from A Distance¨, de los polacos Anka y Wilhem Sasnal. El chileno José Luis Torres Leiva ha recibido una mención de honor por su película ¨Verano¨.
Como los mayores Festivales de cine del mundo, el Golden Apricot tiene un Jurado Ecuménico en el que se integraban cristianos de distintas confesiones. En esta edición, el Jurado estaba presidido por Kristine Greenaway, de la Comunión mundial de Iglesias Reformadas, e integraba al Reverendo Gevorg Saroyan, de la Iglesia Apostólica Armenia y a este cronista representando a SIGNIS.
El Jurado Ecuménico tuvo el honor de galardonar a dos grandes películas. El premio del Jurado recayó en ¨If Only Someone¨, de la armenia Natalya Belyauskene. Es una road movie de gran calidad artística y mensaje humanista sobre una joven que busca la tumba de su padre y encuentra la amistad, la memoria, la alegría, el dolor con el trasfondo de la guerra y la posguerra. No se la pierdan. También mereció una mención de honor ¨Future Lasts Forever¨, del director turco Özcan Alper.
Es difícil resumir -en la brevedad de la crónica- todos los momentos de felicidad que el cine puede depararnos y en los que este festival ha sido pródigo. Concluiré evocando la velada inaugural, cuando se apagó la luz, comenzó la proyección de una joya del cine mudo armenio –Shoar y Shor-Shor, de Hamo Beknazaryan- y la música empezó a sonar como en los tiempos de Chaplin. Entonces, todo cambió y volvimos al tiempo de los sueños y las risas. La magia existe. Nos queda el cine. Aún hay esperanza.
Ricardo Ruiz de la Serna
Ricardo Ruiz de la Serna es crítico de cine y profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo (Madrid). Imparte el curso “La historia a través del cine” en la Universitas Senioribus (Madrid) y es investigador asociado del Instituto CEU de Estudios Históricos. Ha sido profesor investigador visitante en las universidades Jagellonica (Cracovia), Otto-Friedrich Universität (Bamberg) y Ludwig-Maximilian Universität (Múnich) así como investigador visitante en la Katholische Universität Eichstätt-Ingolstadt (Eichstätt). Es socio de SIGNIS-España.