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El estado de la unión (2ª temp.)

Crítica

Público recomendado: +16

El formato de esta miniserie, El estado de la unión, es el mismo que el de la temporada anterior, unos 10 capítulos de 10 minutos aproximadamente con diálogos entre profundos y desenfadados en la que un matrimonio en crisis conversa unos minutos antes de entrar en una terapia de pareja. Por tanto, cada capítulo corresponde a cada uno de los días que dura el trabajo de los psicólogos con los protagonistas.

Este producto televisivo, con guiño cinéfilo a la película de Frank Capra de homónimo título protagonizada por Katherine Hepburn y Spencer Tracy, invita a la reflexión sobre la necesidad de diálogo para entenderse mejor en el seno de la pareja, pues la falta de comunicación no nos permite amar y avanzar o crecer como marido y mujer. En uno de los episodios, ella le confiesa que participa en una comunidad cristiana cuáquera, donde medita y hace cadenas de oración que le hacen sentir más feliz, un secreto no confesado que le molesta a su chico, pues éste es transparente y sincero.

Stephen Frears (un buen director), recordado por las notables The queen, La reina Victoria y Abdul o Alta fidelidad, está realizando una serie de largometrajes, que se acaban convirtiendo en “micro” series que destacan por su intensidad y por la que ha apostado Movistar + y HBO, aunque esta producción pertenece a la BBC.

El problema de esta segunda temporada de State of the union es que parece mostrar que el principal escollo de la pareja de su relación es ser un hombre heterosexual y blanco, que se burla del lenguaje propuesto por la ideología  de género como el uso de los pronombres neutro como “elle”, por lo que lo tilda de extremista frente al resto del mundo, con lo que podemos decir que esta serie se deja llevar por el lenguaje de la mencionada ideología y de la cultura neocomunista (woke) que cancela o censura a cualquier persona que se oponga o cuestione alguno de los puntos de la Agenda 2030 y al nuevo orden mundial porque cuando se profundiza en ellos uno se da cuenta de que los medios utilizados para lograrlo van en contra de los principios del humanismo cristiano.

Finalmente, los espectadores deben estar pendientes a las referencias cinematográficas de estos dos grandes y veteranos actores como Brendan Gleeson (Almas en pena en Inisherin) y Patricia Clarkson, así como su manejo del sarcasmo, la ironía y del humor.

Víctor Alvarado

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