Hulka

Crítica

Público recomendado: +14

La principal razón por la que quise ver esta serie, fue gracias a la japonesa, Mariko Tamaki, autora de Qué coman pasteles, pues en las primeras viñetas de ese cómic, nuestra protagonist (Hulka) visita una iglesia y participa en una especie de catequesis en la parroquia de Santa María, donde los feligreses se ayudan los uno a los otros en un grupo para adultos, compartiendo su vida y su fe, en la que Jennifer confiesa su dolor del pasado, que no le permite ser feliz y habla de su necesidad de llorar para desahogarse y poder superarlo. Sin embargo, esas viñetas se han sustituido por una escena que no guarda mucha relación con lo mencionado.

El personaje de Hulka fue creado por el guionista, Stan Lee, y el dibujante, John Buscema, en 1980 para evitar que la “inDCencia” (falta honradez) de la  “DCcompetencia” le robase  al personaje de Hulk en versión femenina (ya que era un práctica muy habitual entre ambas editoriales) con lo que podemos decir que su origen nada tiene que ver con un personaje creado por el feminismo radical, aunque esta serie sigue la consigna de la todopoderosa Disney que controla Marvel, que consiste en hacer algún guiño a la ideología de género y en transmitir algunos mensajes relacionados con el empoderamiento de la mujer, equivocando el concepto, pues presentan al hombre como un ser tóxico.

La serie, que analizamos en esta ocasión, consta de nueve episodios de cuarenta minutos de duración. La dirección ha corrido a cargo de Jessica Gao, que bebe de las fuentes de las historietas de los últimos años como la citada Que coman pasteles. Este producto televisivo necesita la máxima atención para poder apreciar la ironía y los homenajes a los tebeos que los aficionados del cómic en general y a los de Marvel en particular sabrán apreciar.

El argumento gira en torno a Jennifer Walters, una abogada de prestigio que, al sufrir  un accidente de coche, recibe una especie de transfusión de su primo Bruce Banner, alias Hulk, lo que supone un notable cambio en su vida, ya que hereda  los poderes de éste.

Esta serie del universo Marvel tiene la virtud de estar rodada en tono de comedia sin usar la risa enlatada en la que una chica tímida, sensible e insignificante debe asumir el peso de la fama.

Su protagonista, la actriz Tatiana Maslany, derriba la cuarta pared algunas veces de una forma original y divertida, dirigiéndose directamente al espectador, planteándole sus dificultades como si se tratara del mismísimo Deadpool, pero sin ser violenta. Esta mujer necesita querer y ser querida. La serie plantea la historia casi siempre desde un punto de vista hedonista, aunque al menos ella da muestras de su malestar cuando se siente utilizada.

Finalmente, el personaje católico de Marvel: Daredevil, inspirado en los valores del humanismo cristiano, hace de la voz de la conciencia,  mientras que le propone su propia receta porque por la mañana defiende sus principios desde la ley, ejerciendo de abogado para ayudar a personas en apuros y por la noche se enfunda el traje de enmascarado escarlata, defendiendo a los más débiles desde la gratuidad y sin pedir nada a cambio,

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