Juego de tronos
El otro día disfrutaba con la excelentes elipsis del director español José Luis Garci en el crack (por cierto, una dura película). Sin embargo, Juego de Tronos es precisamente todo lo contrario, porque utiliza todos los trucos más sucios que existan para ganar audiencia a toda costa, y del modo más gráfico posible (vemos como el cabeza de familia de los Stark obliga a presenciar una sangrienta ejecución), una característica fundamental de la HBO. De todas formas, los telespectadores americanos no la han respaldado como los productores esperaban. Han conseguido dos millones y medio de seguidores frente a los 6 millones del la elegante serie británica Downton Abbey.
La crítica la considera una gran serie de televisión (ya se está emitiendo la segunda parte en España). A nosotros en su conjunto nos parece una buena serie desde el punto de vista técnico, y por las tramas que en ella suceden. No obstante, encontramos demasiados puntos chirriantes.
En primer lugar, pensamos que la novela de George R. R. Martin en la que se basa Juegos de tronos se equivoca al negar que el cristianismo impregnó en gran medida ala EdadMediaque es la supuesta época a la que los directores nos han trasladado porque, tal vez, hubiese sido un freno para la calenturienta (“Hermanita, con tal de volver a nuestro reino con los 40.000 hombres, dejaría que lo hiciera contigo Khal Drogo, los 40.000 hombres y sus 40.000 caballos, si fuera necesario”) y violenta mente del creador de este relato medieval, donde la orgías, el incesto o la crueldad de casi todos sus personajes aparecen de manera explícita, lo que dejará mal sabor de boca en los paladares más exquisitos que quieren ver una serie sin tener que mandar a sus hijos a la cama o sin tener que ser espiados porque sus hijos la vean a escondidas por el morbo que les pueda transmitir.
En segundo lugar, durante el visionado de la serie, hemos detectado escenas violentas cercanas al gore. También, llama la atención la crueldad con la que actúa uno de los niños.
La trascendencia viene expresada de modo superficial y particular porque se hace referencia a los dioses como si enla Edadmedia se regresara ala Greciaclásica, olvidándose de que el monoteísmo dominaba Europa y el mediterráneo. En cambio, el único diálogo en relación con este tema lo encontramos en el último capítulo de la primera temporada:
– Yo no temo a la muerte señora. La oscuridad se aproxima para todos nosotros. ¿Porqué llorar al respecto?
– Porque vas a los más profundo de los infiernos, si los dioses son justos.
– ¿Qué dioses son esos?¿Los árboles a los que sus esposo oró?¿Dónde estaban los árboles cuando su cabeza fue cortada? Si tus dioses son reales y justos, ¿ por qué el mundo está tan lleno de injusticia?
– Por hombres como tú. ¿Y mi hijo Brian?
– Lo tiré por la ventana
Por último, debemos mencionar la excelente interpretación de Peter Dinkle, conocido por Un funeral de muerte, como el intrigante enano capaz de controlar a las personas de su entorno con el fin de conseguir su objetivo, en la que la ética brilla por su ausencia.
Víctor Alvarado
Ficha técnica:
Intérpretes: Mark Addy, Alfie Allen, Sean Bean, Emilia Clarke, Nikolaj Coster, Peter Dinklage, Michelle Fairley
País: USA
Duración: 60 minutos
género: Fantasía medieval
Víctor Alvarado es Maestro de Educación Primaria e Infantil y Licenciado en Psicopedagogía. Máster en Publicidad. Suficiencia Investigadora de doctorado de Psicología del Deporte. Estudios de Teología en el Instituto San Pablo. Cursos de radio y televisión en la Universidad Pontificia de Salamanca. Tiene una larga experiencia en educación. Dirige el programa de radio, Directo a las Estrellas, en Intereconomía (Castilla y León) y Radio Ya. Ha colaborado en Radio Inter y Esradio. Crítico de cine en Pantalla 90, Diario Ya y Páginas Digital. Es miembro del CEC.
Esta es su web: www.cineylibertad.com y, lleva más cerca de 10 años como bloguero de Cope, donde analiza el cine, los cómics y los libros desde una óptica antropológica y axiológica, atendiendo a todas las dimensiones del ser humano.