Crítica
Público recomendado: +13
Desde el arranque del primer capítulo estás enganchado, acompañando a la protagonista en su odisea personal: la de escapar con su hija pequeña porque su marido la maltrata. Esta miniserie de 10 capítulos nos muestra con inteligencia y sencillez el universo que rodea al maltrato, tanto físico como emocional. Aunque la historia es dura, en este caso, el final es amable e inspirador.
La historia está protagonizada por Margaret Qualley (Alex), una madre soltera que trabaja en la limpieza del hogar para llegar a fin de mes, mientras lucha contra la indigencia, la burocracia y sus propias heridas interiores.
La serie está rodada con precisión y originalidad. Impresiona cómo define las relaciones o los personajes mostrando dos o tres cosas: unos cristales en el suelo, un agujero en la pared o unas cervezas sin recoger. La narración visual nos relata el interior de los personajes y sus conflictos; acostumbrados a grandes diálogos y grandes puestas en escena, esta serie nos recuerda que el cine es más eficaz cuando es más visual. Brutal cómo muestran que un sencillo sofá de una casa, puede ser también un agujero negro hondo, donde uno se abandona sin poder salir, a la espera de alguien que le despierte.
El guion está muy bien estructurado y los personajes están configurados para la ocasión: crear una serie sobre la violencia doméstica. En este sentido, la serie no presenta ni mujeres perfectas ni hombres malvados; no se cae en el maniqueísmo, sino que, en general, nos presentan personajes cargados de matices, capaces de mostrar los sombras y luces de la naturaleza humana. Sin embargo, quizás el entorno más íntimo de la protagonista esté algo forzado: una madre inestable con la que parece imposible mantener una conversación y un padre católico ex alcohólico que parece ocultar una herida del pasado. El resto de secundarios (por ejemplo: Regina, la abogada rica a la que ayuda con su bebe) muestran un arco de transformación que lo equilibra y llena de humanidad y consistencia el resto de sub tramas.
Muy interesante cómo la protagonista nos narra las casas donde limpia y cómo describe a sus clientes. Es justo ahí donde la serie muestra su segundo tema narrativo: la escritura y cómo la protagonista puede convertirse en escritora. Porque estamos, sobre todo, ante la historia de una madre dispuesta a todo por su hija. A nivel interpretativo es necesario destacar el duo madre e hija, Margaret Qualley y Andie MacDowell (en ficción y en realidad); que bien le ha generado una nominación al globo de Oro, a la mejor actriz de una serie dramática.
En definitiva, una de las mejores series del año, que trata con realismo el tema de la violencia doméstica y nos muestra un retrato variado, hermoso y duro de la vida familiar. Eso sí, no es apta para menores, no tanto porque haya secuencias de violencia explícita sino por situaciones de maltrato emocional que precisan de una explicación adulta. Una serie ágil que bien puede ayudar a muchas personas a comprender este tema, a denunciarlo o a anticiparlo. No se la pierdan.
Recuerdo que de niño me apasionaba el cine: “Los Goonies”, “E.T.” o “James Bond”. Siempre quise ser director de cine con mi propia productora. Hoy soy empresario pero también puedo de escribir de cine en Pantalla 90, La Voz de Almería o Aleteia. Descubrí hace unos años lo bonita que es la radio y cada semana hablo en Cadena Ser Poniente en Almería. Pero lo que más me gusta es transmitir esta pasión, en la Universidad de Almería dando clases o siendo Jurado en Festivales de Cine como San Sebastián o Málaga. Amo el cine porque me lanza a vivir; si aprendes a mirarlo se convierte en una escuela para la vida. Siempre le estaré eternamente agradecido.