Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

La cura del bienestar

Caratula de ""

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Hay un extraño acuerdo bastante generalizado de entrar a considerar a un cineasta como Gore Verbinski como poco menos que un autor. No seré yo quien le niegue sus aciertos, que los tiene, pero de ahí a hablar de un autor en legítima posesión de una obra propia, coherente y compacta anida un abismo, creo yo. Verbinski ha tocado prácticamente todos los géneros desde su desternillante ópera prima, Un ratoncito duro de roer a las tres primeras entregas de la exitosa Piratas del Caribe, pasando por el cine de terror con La señal.

Verbinski es un director competente, es cierto, con facilidad para adaptarse a casi cualquier tema, incluso a los dramas existenciales como El hombre del tiempo o el cine de animación como en Rango. Verbinski toca todos los palos y los toca muy bien, lo que no quita que relacionar todas sus películas a través de los signos propios de un autor resulte algo más complicado.

Sin embargo, su anterior película fue un fracaso realmente formidable, con un presupuesto de 215 millones de dólares El llanero solitario tuvo que conformarse con una miserable recaudación de 260, un desastre. De hecho, Verbinski llevaba tres años en silencio hasta que ha decidido volver a la luz pública con una idea propia convertida en un largometraje de terror de profunda, y muy variada, herencia clásica.

La cura del bienestar nos cuenta la historia de Lockhart (Dane DeHaan) un joven ejecutivo sin escrúpulos de una gran empresa que recibe el encargo de viajar a los Alpes suizos a recoger a un veterano miembro de la junta directiva imprescindible para supervisar una fusión comercial de primera magnitud. De este modo tan aparentemente banal, arranca un film que desde el primer momento no puede evitar recordar al Drácula de Bram Stoker. Lockhart es el Jonathan Harker que llega a un siniestro y espectacular castillo en medio de un paisaje abrumador cuya impotente presencia maravilla y aterra desde el primer momento al tiempo que es recibido por un inquietante Drácula, un mad doctor que huele a sospechoso desde el primer plano. Eso sí, Verbinski se lleva buen cuidado de inquietar siempre desde la referencia cinéfila, lo que para el amante del género puede resultar un entretenido juego de astucia para adivinar las referencia que van desde la Hammer a Roger Corman pasando por Poe, Lovecraft, El resplandor, Coma, Dario Argento y seguramente me deje alguna por el camino.

Aún así, el más palpable y evidente problema de La cura del bienestar es su delirante duración. Dos horas y media para contar un relato clásico de terror que un Val Lewton o un Terence Fisher se habrían despacho en 80 gloriosos minutos es un disparate se mire por donde se mire. La habilidad de Verbinski para confeccionar planos intrigantes y realmente vistosos no resuelve que su planteamiento aguante bien únicamente sus primeros veinte minutos, hasta que Lockhart llega la castillo en cuestión y en efecto, pasa más o menos lo que uno podía esperar, sangre incluida.

El mensaje de la propuesta, tampoco es nada del otro jueves. La sociedad está enferma porque es codiciosa. ¿Dos horas y media para esto?

 

 

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad