Crítica
Público recomendado: +12
Película estrenada en plataformas
Basada en una historia real, nos llega un drama cargado emoción que, aunque tiene buenas intenciones, está tan centrado en fijar su mensaje, que descuida aspectos narrativos y cinematográficos importantes. La película nos cuenta la historia de un joven de 19 años y de cómo la enfermedad le une con otra persona que está en el polo totalmente opuesto de su vida.
Ambas vidas se van narrando de forma paralela desde el inicio de la película, consiguiendo que el espectador se identifique. La primera parte resulta empalagosa y estereotipada, pero la segunda parte despega al afrontar la enfermedad desde un punto de vista más realista y menos tendencioso. La introducción de la enfermedad y la muerte vuelcan toneladas de emoción sobre el espectador, el cual puede sentirse algo manipulado; sobre todo, por los momentos de moraleja explícita que mastican demasiado. Aún así, resulta un producto digno al estilo de las novelas de Nicolas Sparks (El diario de Noa) aunque con menor proyección.
Por otro lado, la película muestra cómo los personajes tienen una relación muy cotidiana y nada impuesta con la religión: en el uso del rosario, de las oraciones o en la esperanza más allá de la muerte. Desde un punto de vista simbólico, se utiliza el mar y la orilla como expresión visual del más allá y su incidencia en el más acá. También el uso de planos cenitales, introducen un punto de vista “astronómico” que contribuye visualmente al marcado carácter de la película. De hecho, recuerda en estructura y tono a películas como Prueba de Fuego, October Baby o La Fuerza del Honor, todas ellas de Provident Films.
En definitiva, una emotiva historia de amor para una tarde en familia, en donde poder reflexionar sobre el sentido de la vida y la importancia de aprovechar el tiempo que se nos da. Y si eres creyente, cristiano o católico, aún más. No se la pierdan.