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2 otoños, 3 inviernos

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes-Adultos

En este debut en el largometraje del joven cortometrajista francés de 40 años, Sébastien Betbeder (Yoshido, les autres vies, 2009), 2 otoños, 3 inviernos no termina de funcionar a pesar de sus buenas intenciones al intentar imitar con poca fortuna a la Nouvelle Vague o a Truffaut o a Allen, y presentar diálogos eternos, personajes insípidos, raros o extravagantes y un guión fofo.

Aunque es cierto que también ofrece destellos de cierta comedia digna y algunos chistes salvables, todo ello está envuelto en un halo de romanticismo cañí de treinteañeros con poca chicha.

2 otoños, 3 inviernos sigue los pasos de Arman. Tiene 33 años y una vida anodina. Decidido a cambiar su suerte, un día decide salir a correr. En un parque coincide con Amélie, una joven de la que queda prendado. Tras su primer encuentro, seguirán otros, y Arman no tendrá más remedio que dejarse llevar por los avatares del amor y de la vida. La crónica de dos otoños y tres inviernos entre la alegría y la tristeza, el romance y el corazón roto.

A menudo las operas primas en los largos no salen bien paradas por el interés que pone el director de volcar todos sus conocimientos en la pantalla, tanto los de forma como lo de fondo. Y si esa mezcla sale bien, albricias y pan de madagascar, pero si no es así, si se nos corta la mayonesa, el desaguisado puede convertirse en un gran fracaso.

Sin embargo, el caso que nos ocupa no reúne suficientes deficiencias narrativas, aunque sí muchos tópicos. Es cierto que su cargante tono de treinteañeros en busca de una vida mejor cuando ya están disfrutando de una vida mejor supone otra propuesta argumental repetida cientos de veces en el cine de todo el mundo, a saber, chico conoce chica de modo casual y se entabla una relación sentimental.

Además, este asunto de la búsqueda de la felicidad y el amor, expuestos en esta película de modo superficial, conlleva que no se pueda profundizar ni en el relato ni en los personajes, porque no están definidos y por tanto sus diálogos no resultan convincentes. A eso añádanle una pobre dirección de actores.

A 2 otoños, 3 inviernos le sobra densidad narrativa y le falta frescura y credibilidad argumental. Por eso el filme acierta ocasionalmente en su propuesta de comedia romántica pero falla en hacer pasar por original lo ya trillado. Y esto segundo pesa bastante más que lo otro.

 

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