Crítica:

Público recomendado: Adultos

Una noche, Marc Benoit (Benoît Beaulieu) pierde su tren a París y conoce a una mujer, Sylvie Berger (Charlotte Gainsbourg), que parece infeliz en su matrimonio.

Aunque no queda claro si llegan a compartir cama, la pareja pasa la noche juntos y se vuelven a citar en París unos días más tarde. No obstante, muy al estilo del clásico Tú y yo (Leo McCarey, 1957), Marc llega tarde al encuentro y Sylvie decide volver con su marido. Pero sus vidas no se separan definitivamente, ya que poco después Marc conoce a Sophie (Chiara Mastroianni), la hermana de Sylvie, se enamora de ella y se convierten en marido y mujer. Cuando Sylvie y Marc se reencuentran, se reconocen y renace la atracción surgida en aquel primer encuentro. Pasan los años y, sin que apenas exista diálogo entre ambos, los cuñados comienzan una aventura secreta que, obviamente, provocará que las cosas se compliquen para ambos en sus relaciones familiares.

Dirigida por Benoît Jacquot, 3 corazones se centra en este triángulo amoroso y especialmente en la angustia vivida por el personaje masculino, que se siente enganchado a la pasión y la tensión sexual que su relación “prohibida” con Sylvie le genera. A diferencia de otros triángulos de este tipo -como el de Match Point (Woody Allen, 2005), al que recuerda esta película- en esta propuesta no existe un desarrollo de los personajes que aporte mayor explicación/motivación para entender por qué Marc no desea estar con su mujer y su hijo en lugar de comportarse como un neurótico obsesionado con su cuñada y presenta complacientemente a dichos amantes como meros seres egoístas e irresponsables. Además, el guion contiene lagunas que se justifican como concesiones al azar, un elemento del que se abusa en la película y con el que, también en Match Point, Woody Allen sí supo jugar con una extraordinaria destreza. Así, a pesar de contar con un reparto que incluye a la gran Catherine Deneuve como madre de las hermanas Berger, al no encontrarse más sustento y más fin que dicha atracción incontrolable entre Marc y Sylvie y aportar una resolución tan ensoñadora como ambigua, el resultado es una trama superficial y tediosa.

Se trata, en definitiva, de una película que, dada la tensión que la relación clandestina entre Marc y Sylvie suscita, es considerada un melodrama dramático con tintes de thriller, pero que no aporta nada nuevo a ningún género ni tan siquiera satisface las expectativas románticas y conmovedoras que en un principio parecía prometer la historia y que clásicos como la anteriormente mencionada Tú y yo siguen cumpliendo inmejorablemente casi sesenta años después de su estreno.