Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

600 millas

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

El sol abrasador y el polvo en suspensión son los protagonistas en la frontera donde solo alguna vegetación reta el entorno yermo en el que parece haberse suspendido el tiempo.

Los únicos que se mueven en este paraje estático son el joven mexicano Arnulfo Romero y el policía Hank Harris, unidos involuntariamente para recorrer 600 millas y enfrentarse a los capos de la droga de Sinaloa (México). Es el estreno tras la cámara de Gabriel Ripstein, hijo y nieto de gente del cine, para firmar la película 600 millas.

Arnulfo Rubio (Kristyan Ferrer: El narco, Días de gracia, Las horas muertas…) acaba de empezar en el contrabando de armas desde Estados Unidos a México. En el país centroamericano, las recibe su tío, quien se ocupa con su organización de darles salida entre mafiosos. Tras comprar la “mercancía”, a Romero le sorprende, Hank Harris (Tim Roth: Selma, El fraude, Matar a un rey…), agente del gobierno norteamericano, que a su vez le pilla desprevenido el compinche estadounidense del joven mexicano.

A partir de aquí, Hank será primero prisionero de Romero y luego “socio” durante 600 millas, distancia que deberá cubrir porque cree —o quiere creer— ingenuamente que el policía puede ayudar a su tío por los contactos que tiene en México.

Basado en hechos reales, aunque no en los personajes que intervienen en la cinta, hubo un operativo en México en 2009 (descubierto en 2011), que permitía el contrabando de armas, su venta a criminales y su paso a tierras mexicanas con la aprobación de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF, por sus siglas en inglés). Ocurrió bajo el pretexto de rastrear armamento para dar con los responsables del tráfico de drogas del lado mexicano.

En 600 millas, que obtuvo un premio en el festival de cine de Berlín y que representó a México en los Oscar 2015, asistimos al ambiente criminal que subsiste en México y que se ha agravado en los últimos años con el pulso al Estado por parte de la delincuencia organizada. Delincuencia que se ramifica también en el Ejecutivo mexicano. Este clima parece arrasarlo todo y afecta también a las relaciones familiares más cercanas, como le ocurre a Romero con su madre.

En el contexto familiar se reproducen también esos vínculos delictivos y parece no haber salida. Es una auténtica “escuela” donde las nuevas generaciones deberán perder la inocencia para obedecer “la llamada de la sangre”; eso o morir. Matar o ser matado parecer ser el dilema.

Ripstein, también guionista, acentúa estos aspectos para lo cual “desnuda” la historia de tramas secundarias, de estudios psicológicos de personajes y de puntos de giro. Estos elementos se dan, pero en pequeña proporción y algunos de ellos son verdaderamente impactantes. Cuando suceden, hacen remontar la narración, en ocasiones demasiado parsimoniosa.

Como en otras de sus películas, Tim Roth se muestra resolutivo y mantiene un personaje que actúa lacónica y contundentemente cuando requiere la ocasión, como sucede en alguien que está en una tierra demasiado hostil, que todos —de una y otra parte de la frontera— han “cultivado” durante muchos años para que dé esos espeluznantes “frutos”.

Con todo, Harris-Roth tiene un gesto de afecto con su transitorio “compañero” Romero. Y con eso también nos quedamos.

 

 

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad