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¡A ganar!

Caratula de "¡A Ganar!"

Crítica

Público recomendado: Todos los públicos

EN NOMBRE DE LA AMISTAD

El equipo femenino de voleybol del West High School, con su capitana Caroline al frente y bajo la dirección de su entrenadora, Kathy Bresnahan, logró el primer puesto en el campeonato estatal de 2010. Un año después, las jugadoras afrontan con entusiasmo la nueva competición, dispuestas a repetir el triunfo. Caroline sueña con ofrecer la victoria a su madre, enferma terminal de cáncer, que se esfuerza por sobrevivir el tiempo necesario para ver a su hija entrar en la Universidad. «Line», como la llaman familiarmente, adora a sus padres y está angustiada por la situación familiar, pero eso no le impide ser una chica feliz, que disfruta de su juventud, siempre acompañada de su inseparable amiga Kelley. Juntas viven las primeras experiencias de amor y las ganas juveniles de reír y divertirse.

Pero inesperadamente la desgracia se cierne sobre ellas. Caroline sufre un accidente de moto y fallece instantáneamente. Las compañeras quedan tan conmocionadas que, a partir de ese momento, son incapaces de seguir jugando, a pesar de los intentos de la entrenadora por animarlas. Especialmente Kelley, que ha debido sustituir a su amiga como capitana, no logra encontrar la serenidad y la concentración necesarias para dirigir el juego. Mientras tanto, los días van pasando y cada vez se aleja más la posibilidad de lograr una buena calificación en el campeonato.

Sean McNamara nos ofreció en 2011 una entrañable historia de deportistas, Soul surfer, interpretada por Annasophia Rob, Denis Quaid y Helen Hunt (esta última vuelve a trabajar a las órdenes de McNamara, encarnando a la entrenadora del equipo), también basada en hechos reales, en ese caso a propósito de una joven surfista, Bethany Hamilton, que perdió su brazo izquierdo por el ataque de un tiburón. En ambos films se destaca que en el deporte, como en la vida, lo primordial es la unión personal y el espíritu de superación, lo esencial no es ganar sino competir, no es vencer sino haber luchado bien, llevar la entrega y el esfuerzo hasta el límite. En una contienda deportiva, como en la gran competición de la vida, el egocéntrico se deja dominar por sus pulsiones -ansia de vencer a cualquier precio o, por el contrario, el desánimo y la desgana-. Pero, para la persona noble, el objetivo es superarse, sacar lo mejor de sí mismo, elevarse a altas cotas de excelencia. Su esfuerzo está inspirado en un sentido de responsabilidad ante las propias capacidades, en la generosidad, en la unidad.

Helen Hunt, y William Hurt, los dos veteranos que encabezan el reparto, llevan a cabo un buen trabajo, secundados por un grupo de jóvenes actrices, entre las que cabe destacar a Erin Moriarty como Kelly y a Danika Yarosh en el papel de Caroline. Las numerosas escenas deportivas resultan muy interesantes y se siguen con gusto, porque están perfectamente ensambladas en la trama argumental. La historia conecta con el espectador, que sigue con interés y hasta con tensión la evolución del equipo, desde la desolación del principio hasta el triunfo de las jugadoras sobre sí mismas para recobrar las fuerzas y ser capaces de competir con dignidad.

La conmovedora historia del equipo femenino de voleybol del West High School encierra una gran lección de vida, de amistad, coraje y superación.

 

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