Crítica

Público adecuado: +12

 Hace unos años salieron a la luz los abusos perpetrados por el afamado productor Harvey Weinstein, provocando una avalancha de denuncias contra él y otras poderosas figuras de Hollywood, lo que se dio en llamar el movimiento “Me too”. Al descubierto relata la investigación periodística y el proceso de decisión de salir a la luz de algunas de las víctimas. Las dos periodistas que llevaron a cabo la investigación participan en el guion.

Dos reporteras del New York Times comienzan a investigar alegaciones sobre los abusos sexuales del productor de cine Harvey Weinstein, pero pronto se encuentran con numerosas trabas, como la reticencia de algunas víctimas a hablar públicamente y ciertos acuerdos legales firmados por otras, además de las veladas amenazas de Weinstein.

Al descubierto se inscribe en la tradición de las películas periodísticas, donde se nos presenta una investigación que acaba destapando algún asunto turbio de interés público. El modelo de referencia sería, por supuesto, Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976), sobre el caso Watergate, que acabó con la presidencia de Richard Nixon. Otros destacados ejemplos serían El dilema (Michael Mann, 1999) o Los archivos del Pentágono (Steven Spielberg, 2017). El mayor reto del género reside en mostrar unos hechos en principio poco cinematográficos (conversaciones con testigos, llamadas, gente escribiendo…) de una forma dramatizada e interesante, pero sin alterar la veracidad de lo ocurrido. Y aquí es donde Al descubierto queda por debajo de las grandes películas que la precedieron.

No cabe duda de que el tema de denuncia es interesante, valiente y necesario. Además, se presenta el valor añadido de que algunas de las víctimas (como la actriz Ashley Judd) se interpretan a sí mismas, con lo cual sus testimonios están dotados de una veracidad que es difícil encontrar en películas sobre otras investigaciones. Esto da pie a algunos momentos de pura emoción, por el contenido de lo que se relata.

Pero por otro lado, la película adolece de una carencia de tensión narrativa. A pesar de que se intenta en un par de momentos, no se percibe un riesgo real para las periodistas o los testigos, ni hay una construcción narrativa que aumente el interés de lo que se cuenta. Es simplemente una serie de diálogos uno detrás del otro con algunas pinceladas sobre la vida privada de los protagonistas (y que se presentan con la misma función: dar una perspectiva de futuro, la importancia de crear un entorno más seguro para las niñas que algún día serán mujeres). Esto sumado a una duración algo excesiva, hace que sea difícil mantener el interés, a pesar de la importancia del tema tratado. Tampoco se ofrece una visión sobre ciertos efectos perniciosos que se derivaron del movimiento “me too”, lo cual hubiera dado una idea más completa del asunto.

Aún así, la película merece la pena por las grandes interpretaciones de todo el reparto y por los terribles hechos que denuncia.

Federico Alba