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Alegría Tristeza

Caratula de ""

Crítica

Público recomendado: Todos

Roberto del Álamo, uno de los duros de nuestro cine, realiza un interpretación rotunda y muy medida en el último largometraje del director vasco Ibon Cormenzana (Jaizkibel, Los totenwackers…)

Alegría Tristeza, que supone también un acercamiento, nada habitual en películas españolas, a las instalaciones de enfermos mentales.

Marcos (Roberto del Álamo: Zona hostil, Que Dios nos perdone, Te doy mis ojos…) acaba de perder a su mujer en un atentado (recuerda al que ocurrió en el 11 de marzo de 2004 en Madrid, con 193 muertos y muchos heridos). Se queda solo con su hija Lola (Claudia Placer: Verónica…), pero la muerte de su esposa le causa un bloqueo emocional que le impide trabajar y atender a su pequeña.

La historia, cuyo coguionista es también Cormenzana junto a Jordi Vallejo, reduce su urdimbre en buena parte del metraje al dolor que padece Marcos y que tiene otro punto álgido cuando este interviene en el intento de rescate (es bombero de profesión) de un joven con intenciones suicidas. El desenlace es brutal y lleva a Marcos a una clínica psiquiátrica por participar, estando de baja laboral, en el intento de salvamento del joven.

En la dependencia psiquiátrica, pero también antes de ingresar, Marcos se autolesiona y es sometido a una terapia por parte del médico encargado (Pedro Casablanc: Truman, La media vuelta, Viral…), quien le programa una terapia de reeducación de sus sentimientos.

El desarrollo fílmico funciona bien y, con un acendrado montaje, hace correr la película radicada en la trama para recuperar a Marcos, donde interviene el personal del centro, la especialista Luna (Manuela Vellés: Amor sacro, Camino, Caótica Ana…), quien se implica en su curación, la pequeña Lola y Carlos Bardem, amigo del atormentado protagonista principal. El resultado interpretativo es notable por parte del grupo de actores principales y de reparto dando verosimilitud al relato, lo que facilita la implicación del público.

Con fotografía y encuadres sobrios, Alegría Tristezaes principalmente una apuesta por el amor en un mundo, y en un país, como el nuestro, en el que prima la individualidad y que cada quien se las apañe como pueda. Si no llega a ser por el entorno familiar y de amistades, Marcos, el de la película, y otros “Marcos”, seguirían estando recluidos en centros para enfermos mentales a expensas de una mortuoria soledad inacabable.

 

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