Crítica

Público recomendado: +16

Ama nos cuenta la historia de Pepa, una madre soltera, con problemas con las drogas y que tiene una relación casi inexistente con su hija Leila. Tras varias advertencias de su amiga Ade, con la que viven ambas, ésta las echa a la calle en un intento de que Pepa comprenda que debe comenzar a responsabilizarse de su hija y de sus propias acciones. Es en esta situación en la que Pepa deberá luchar por encontrar un lugar en el que quedarse junto a la niña y en la que, además, terminará por renunciar a la fuerza a las cosas que buscaba por el bien de la pequeña.

Con una narrativa que consigue introducir al espectador en la historia de Pepa, la directora Júlia de Paz Solvas logra, junto con el guión de Nuria Dunjó López, mostrarnos una cara de la maternidad en medio de las dificultades que encoge el corazón y crea en el espectador la necesidad de ayudar a la protagonista.

La interpretación de Tamara Casellas como Pepa es magistral. Gracias a su papel, desde que comienza la película el espectador se sumerge en la vida de esta joven, y la acompaña en sus sufrimientos, dudas, temores, rabia y determinación. El tándem formado por Casellas y Leire Marín como la pequeña Leila encaja a la perfección y, bajo la dirección de Júlia de Paz, crean un ambiente de ternura en medio de la desolación a pesar de que la relación entre madre e hija se forja en medio de las dificultades.

La fotografía también es destacable, con planos cuidados buscando los detalles, aunque en algunas ocasiones pueden resultar prescindibles pero que no terminan de desentonar en la película. También se deben destacar los planos en los que la cámara imita el movimiento de los actores, en escenas concretas en las que el vaivén de las cámaras refleja a la perfección el vaivén interior que sufre el personaje, en una montaña rusa de decepciones y sufrimiento.

La película nos muestra la importancia de sanar las heridas del pasado para poder afrontar la realidad presente. Nuestra protagonista, en una huida hacia adelante, luchando por dejar atrás todo lo que le hizo daño, intenta cortar todo tipo de vínculo con su propia madre, pero sin embargo, este dolor no hace más que impedirle vivir como debe su maternidad. Así, Pepa deberá buscar el sentido a su existencia, haciendo también que el espectador se lo plantee o dé gracias por la vida que tenga, mientras acompaña a la protagonista en esta búsqueda.

Por otra parte, la película trata de desmitificar la maternidad, mostrando que no es oro todo lo que reluce y que este aspecto de la vida, sobre todo cuando se vive en soledad, puede llegar a ser muy doloroso y complejo, lleno de equivocaciones y sin embargo de aciertos porque al final se acaba buscando el bien de otro por encima del de uno mismo. Con este punto de partida, y a pesar de que es posible que la intención de la directora fuera diferente, la película acaba reflejando que la maternidad al final es un don que hace salir de uno mismo, dejando atrás los egoísmos, y amando por encima de todo.