Público recomendado: Jóvenes
Zhang Yimou vuelve al estilo de cine que le hizo grande, tras un largo paréntesis en que se entregó a la fascinación de los efectos digitales. De sus anteriores películas es quizá El camino a casa (1999) la que más se asemeja argumentalmente a esta. El guión -que no es de Yimou- se basa en una novela de Aimi. Ambientada en 1970 y con el telón de fondo de la Revolución Cultural, nos cuenta el delicado romance entre Jing, una colegiala que es objeto de “reeducación” debido al pasado capitalista de su padre, y Sun, un apuesto soldado hijo de un importante militar comunista.
La historia está contada con la sencillez y sentido lírico del mejor Yimou, sin artificios espurios ni subrayados retóricos. Aunque puede que el film se dilate en exceso -debido quizá a su cadencia serena-, se ve compensado por sus hallazgos visuales, dramáticos e incluso poéticos. Por un lado dibuja una historia de amor tan casta y pura que a muchos les puede parecer irreal o inverosímil. La inocencia de Jing es tal, que ni siquiera conoce los protocolos de la procreación. Sun, lejos de aprovechar tan dulce ignorancia, la corresponde con un respeto que hoy habría que tildar de heroico. Por otro lado, el dibujo que hace de la revolución de Mao, es tan poco ideológico, que se entiende como una crítica contundente para el que quiera abrir los ojos, y puede parecer sutil -o inexistente- para el funcionario chino que debe autorizar la exhibición del film. El mismo Zhan Yimou fue víctima de la “reeducación” por razones familiares, como Ying, pero él no quiere detenerse en el rencor: “Me dije a mí mismo que no debía mostrar las heridas. El dolor está y permanecerá en nuestros corazones, pero debemos mostrar la belleza del ser humano”
Juan Orellana
Ficha técnica:
Título original: Shan zha shu zhi lian.
Dirección: Zhang Yimou.
(China, 2010)
Duración: 121 min.
Género: Drama , romance
Interpretación: Zhou Dongyu (Jing), Shawn Dou (Sun), Xi Meijuan (madre de Jing), Li Xuejian (Zhang), Cheng Taishen (Sr. Luo), Sa Rina (tía).