Crítica
Por diferentes razones, El amor y otras cosas imposibles es una película de 2009 que se ha estrenado cuando Portman ha obtenido el Oscar por su interpretación en Cisne negro, y coincide con la comedia Sin Compromiso.
Se trata esta vez de un drama en toda regla… lo que no significa que el resultado sea bueno. Este año 2011 habrá estrenado nada menos que seis filmes, ya no necesita convencernos de su madera de artista y menos con un trabajo menor.
En Amor y otras cosas imposibles, Natalie Portman es Emilia, una joven neoyorkina graduada en Harvard, recién casada con Jack (Scott Cohen),un importante abogado neoyorquino que era su jefe (y que estaba casado) cuando ella empezó a trabajar en su bufete. Desgraciadamente, la vida de Emilia da un vuelco inesperado cuando Jack y ella pierden a su hija recién nacida. Emilia se esfuerza, a pesar de su duelo, por conectar con su nuevo hijastro William (Charlie Tahan), pero le cuesta entenderse con el precoz niño, y atraviesa por todo tipo de problemas personales. A raíz de la trágica pérdida de su bebé su estabilidad emocional se derrumba, al igual que su matrimonio y la relación con sus padres, por la infidelidad de él.
La película muestra la evolución personal de la protagonista mientras ésta busca el apoyo de su hijastro, sortea sus problemas matrimoniales y familiares y aguanta los envites del destino, esparciendo a lo largo del metraje algo de humor para amortiguar el melodrama. Lo más difícil para Emilia es lidiar con las constantes intromisiones de la celosa y furiosa ex-mujer de su marido, Carolyn (Lisa Kudrow).
Sin embargo, su divertido y en ocasiones entrañable tira y afloja con William ayuda a Emilia a abrir su corazón.
Película de análisis psicológico que se queda sin profundizar, por su afán de la caricatura en muchas situaciones. Contradictoria y demasiado melodramática en el guión, no aporta gran cosa.
El director Don Roos, cineasta procedente del cine independiente pero reciclado en guionista televisivo, en su filmografía constan los guiones de Por encima de todo (Love Field), Mujer blanca soltera busca (Single white female), Solo ellas… Los chicos a un lado (Boys on the side) y el remake de 1996 de Diabólicas (Diabolique), entre otros.
En 1998 debutó como director con Lo opuesto al sexo (The opposite of sex), cinta galardonada con dos premios Independent Spirit a la mejor película y al mejor guión. En 2000 dirigió a Ben Affleck y Gwyneth Paltrow en Algo que contar (Bounce) a partir de un guión propio, y creó la serie de la NBC «M.Y.O.B.». Más tarde, escribió y dirigió Un final feliz (Happy Endings), largometraje protagonizado por Lisa Kudrow y Maggie Gyllenhaal que inauguró el Festival de Cine de Sundance en 2005.