Crítica
Público recomendado: 14+
Sam (Rachel Sennott) es una joven que interpreta monólogos de stand up comedy y cuida a una adolescente, Brooke (Olga Petsa), de doce años para ganarse algún dinero. La adolescente desaparece de casa, Sam tiene que luchar con un estrés postraumático que tiene que ver con esa desaparición de la chica y el acoso que sufre por sus monólogos sobre los hombres y el sexo. Pero este suceso no es el comienzo de la historia, sino más bien el medio, y desde ahí la película hace continuos saltos en el tiempo hacia delante y hacia atrás, enredando la trama de una manera interesante, sombría y, en ocasiones, algo confusa.
Nueva entrega de la directora canadiense Ally Pankin, quien también estuvo al cargo del episodio Black Mirrow: Joan es horrible (2023), del episodio Feel Good (2020), de la miniserie sobre la humorista canadiense Mae Martin y el videoclip Janelle Monáe: Heroes (2014).
La película tiene una trama interesante y cuenta una historia muy humana, pero con un trasfondo sombrío y deprimente, consecuencia de un suceso traumático del pasado que marca profundamente a Sam y hunde su vida en la miseria. Sam trata de enfrentarse al acoso en las redes sociales y en la vida real, a la vez que trata de encontrar y recuperar a la adolescente que cuidaba, Brooke, y entender por qué ahora la odia, cuando ambas tenían una gran conexión y amistad.
Se trata de una película independiente, con valiosas interpretaciones, una historia amarga, deslenguada e interesante, pero no para todos los gustos. Sam, la protagonista, quiere vivir a su modo y sin restricciones, bromear sin limitaciones sobre el sexo en sus monólogos, machacar al macho heterosexual sin piedad en sus intervenciones ante el público y que la dejen en paz.
Sim embargo todo la enfrenta a un acosamiento digital y real, al declive existencial en bucle y a una gran historia de resiliencia, amistad y amor, que es lo mejor de la película.
Una buena apuesta para los amantes del cine independiente, las buenas interpretaciones, las tragicomedias oscuras, con un lenguaje insolente y, en general, bastante cruel con los hombres heterosexuales que, en esta historia, a grandes líneas, o son perversos o parecen tontos.
Javier Figuero