Crítica:

Público recomendado: Jóvenes y adultos

Emilio ha trabajado toda su vida en una sucursal bancaria. Ahora, ya jubilado y con un incipiente Alzhéimer, su hijo decide ingresarlo en una residencia para ancianos en donde, presumiblemente, estará mejor atendido. Así, Emilio conoce a Miguel, un anciano que se convertirá en su inseparable ayudante cuando la enfermedad comience a ser realmente evidente, y la posibilidad de ser enviado a la planta de los pacientes que necesitan más atención sea una realidad más cercana.

Arrugas es el primer largometraje de Ignacio Ferreras, colaborador en el storyboard de la serie Los Rugrats o filmes como Asterix y los Vikingos. En él, el director demuestra una gran sensibilidad y sutileza para plasmar emociones mediante imágenes. A pesar de la animación limitada con la que se reproduce este cómic, original de Paco Roca, el film tiene momentos realmente conmovedores y sabe comunicar de manera efectiva los sentimientos de los personajes. Sirva de ejemplo la preciosa escena del campanario o el momento en que Emilio evoca su infancia al llegar a la residencia. Con todo, se trata de un tema difícil y duro, al que la realización en animación contribuye a cierto distanciamiento de la cruda realidad en la que se basa la historia, aunque esto no impide la clara reflexión que ella propone.

Desde el punto de vista del guión, en el que interviene el autor de la obra original, se puede subrayar el equilibrio con el que se tratan los aspectos más amargos del tema con los más simpáticos y tiernos. Los personajes son creíbles y están bien construidos. No es difícil reconocer en sus actitudes comportamientos propios de personas mayores, como la de la mujer que quiere llamar a su familia para que la vayan a buscar, el viejo verde o la señora que se consuela pensando que no quiere molestar a sus hijos y por eso es mejor vivir en la residencia.

A pesar de la dureza del tema que trata este film hay que destacar la visión amable que brinda sobre la situación de los que viven en la residencia. En ella se hace una reflexión sobre la importancia de fomentar el amor hacia los abuelos, en especial a los enfermos que parece que ya no se dan cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Asimismo, pone de relieve la alegría de darse a los demás, la necesidad de disfrutar el tiempo presente, de la familia y la amistad, así como de recordar que en algún momento seremos ancianos.