Crítica
Público recomendado: +6
Mark Wahlberg, tras su conversión y vuelta a la fe, ha participado en historias atractivas, amables, nada pretenciosas y no exentas de profundidad como ocurrió con Marea negra y muy especialmente a través El padre Stu, todas las mencionadas basadas en hechos reales, lo que siempre es un extra porque la realidad supera a la ficción como la película en cuestión: Arthur.
La historia gira en torno a un cabezota corredor que participa en carreras multiaventura, en la que sus participantes compiten en rutas de senderismo, escalada, bicicleta, piragua o tirolina que se encuentran de modo fortuito con un perro con un don sorprendente. El cineasta Simon Cellan Jones, especializado en series como Man(h)attan o Diplomat, adapta el libro Arthur, el perro que cruzó la jungla para encontrar un hogar, escrito por Mikael Lindnord que nos ofrece una película “palomitera” con el objetivo claro de entretener, aprovechando por otra parte los bellos paisajes de la selva ecuatoriana.
La historia fluye sin prisa, pero sin pausa con algún pequeño giro argumental para sorprender de vez en cuando al espectador y por supuesto busca el lucimiento de Mark Wahlberg como indiscutible estrella en una película para toda la familia sin que los padres tengan que vivir situaciones incómodas de tipo ideológico y de corte hedonista, que les puedan ruborizar.
Se trata de una producción con valores al estilo de Soul surfer o Remando como un solo hombre del actor y cineasta George Clooney porque es una historia de superación personal, en la que unos veteranos se enfrentan a unos jóvenes en pleno estado de forma en la que el esfuerzo y el tesón resultan la señal de identidad en una producción que tiene en cuenta la experiencia como madre de la ciencia, así como la idea de no rendirse nunca siendo un canto al compañerismo y a la naturaleza sin pancartas ideológicas, destacando la idea de que es una joya que no nos pertenece y que debemos preservar y proteger, mientras nos recuerda que el perro es el mejor amigo del hombre.
Víctor Alvarado