Crítica
Público recomendado: +16
En medio de la situación de alerta internacional provocada por la Covid-19, los problemas del mundo siguen ahí; agazapados y en la sombra mediática, pero con la misma gravedad y urgencia de siempre. Uno de ellos es la gestión de las migraciones, especialmente en situaciones vulnerables, como les ocurre a los refugiados y a los inmigrantes que, en busca de una vida digna, se van de su país. Ante el nuevo panorama internacional, la inmigración se endurece en muchos países y los derechos fundamentales se vulneran quizás más que nunca.
En esta línea, el cine nos ha relatado historias que reflejan de una forma más concreta y exacta, este drama humano. Abandonar tu hogar y a tus seres queridos por buscar una vida mejor, implica una odisea de añoranza y desarraigo inhumanos. Políticas de asilo, leyes de inmigración que coartan la libertad o políticas sociales insuficientes, nos muestran una de las realidades más duras de este planeta. Algunas películas que muestra todo esto serían: Wellcome, Las Uvas de la ira, Poniente, Un franco, 14 pesetas, Vete y vive, The visitor o La jaula de oro. En esta línea, aunque contada desde un punto más moderno, juvenil y divertido, nos llega la película belga Binti, que se estrena estos días en los cines.
En esta película se nos cuenta la historia de Binti, una niña de 12 años, que nació en el Congo, pero que vive con su padre en Bélgica desde que era un bebé. Ni ella ni su padre tienen papeles, pero Binti desea tener una vida normal y sueña con ser una “youtuber” famosa. El director opta por un punto de vista moderno, al incluir planos y montaje propios de un “youtuber”; y consigue que la historia respire y entretenga a los más jóvenes. Por otro lado, la trama más adulta, aunque algo acelerada e idealista, nos cuenta una hermosa historia de amor que pone de manifiesto que más allá del color de la piel, de la religión o de la procedencia, el corazón humano está hecho para una vida grande, bella y verdadera. Resulta refrescante ver cómo Binti y su padre, valoran detalles que muchas veces dejamos pasar por alto o no damos importancia. Por otro lado, quizás sea algo maniquea la construcción del personaje antagonista o de la política belga sobre inmigración.
En definitiva, una divertida y romántica historia para toda la familia, que trata temas de enorme calado y que emociona al mismo tiempo. Ojalá pronto llegue a las plataformas audiovisuales más comerciales (Netflix, Amazon Prime Video…) para que pueda alcanzar la sensibilidad y la conciencia de los espectadores.