Crítica
Público adecuado: +12
Llega a nuestras pantallas Black Adam, basada en un personaje nacido en las páginas de los comics de DC. Aunque en el medio impreso siempre ha sido un villano y enemigo acérrimo de Shazam, el actor Dwayne “The Rock” Johnson ha querido presentarlo más bien como un anti-héroe que combate el mal, pero sin regirse por ningún código ético.
Durante la búsqueda de un antiguo objeto de poder, es liberado Black Adam, un ser súper poderoso que llevaba en letargo 5000 años. Algunos lo ven como el héroe que debe llevar a su pueblo a la libertad, otros como una amenaza que debe ser detenida a toda costa.
Black Adam se encuentra en una posición incómoda dentro del universo de películas DC, en tierra de nadie con un cambio de directivas de por medio que va a cambiar el rumbo de dicho universo una vez más, dejando la película con un pie en cada fase. La película es un proyecto que Dwayne Johnson lleva años desarrollando con mucho empeño, y quizás su implicación excesiva hace que le falte una identidad creativa clara, el sello de un director.
Aún así, la película ofrece un espectáculo de acción decente, que gira en torno al carisma de “The Rock”, que incorpora el personaje de Black Adam a su presencia y maneras más que interpretarlo propiamente. Frente a él nos presentan a un grupo de súper héroes, la Sociedad de la Justicia. En él destaca Pierce Brosnan como Dr. Fate, pero desgraciadamente se echa falta algo de desarrollo, ya que ninguno de ellos ha aparecido en película de DC anteriores. Inevitablemente, se cae en algunos clichés del género y algunas situaciones más o menos inspiradas, aunque no llega a perder el dinamismo.
Los primeros dos tercios de película funcionan razonablemente bien como producto “palomitero” de acción, pero el último acto parece algo embarullado y precipitado. Lo mejor, en cambio, nos espera en la escena situada durante los créditos, una aparición sorpresa cocinada a última hora por la nueva directiva de Warner, que apunta al nuevo camino del universo DC, probablemente restaurando los aciertos de sus primeras películas (que fueron desaprovechados por la directiva anterior, empeñada en convertirse en una especie de “marca blanca” de Marvel).
La película parece querer ofrecer una cierta reflexión sobre el sentido de la violencia en una situación de falta de libertad, incluso una especie de reflejo sobre ciertas situaciones en Oriente Medio. Pero no profundiza demasiado, opta por atenerse a su papel como puro entretenimiento, que si bien no llega a la altura de otras películas del género (ya sea Marvel o DC) sí resulta suficientemente eficaz para los que busquen divertirse durante dos horas.