Crítica
El guionista y realizador Mateo Gil da su mejor obra como director en este western crepuscular. Si su debut fue glorioso con el guión de Tesis, de su amigo Amenábar, decepcionó con su opera prima como director en Nadie conoce a nadie. Ahora, doce años después, vuelve a coger la cámara para demostrar mucha más madurez y hondura dramática.
Esta coproducción española, rodada en inglés y protagonizada por Sam Shepard y Eduardo Noriega, propone una versión libre de la historia del forajido de Utah Butch Cassidy. Este fue un famoso ladrón de trenes y bancos a finales del siglo XIX, y cuya supuesta muerte en Tupiza (Bolivia) quedó envuelta en la leyenda. El guionista Miguel Barros aprovecha esa laguna de documentación biográfica para construir esta historia de ficción que sugiere un desenlace distinto del oficial en la vida de Cassidy.
La película respeta las convenciones del western más clásico, hasta el punto que el film en su conjunto se puede considerar un homenaje a los grandes mitos del género. Paisajes maravillosos, deliciosas canciones hillbilly, personajes de oscuro secreto, romances interraciales, mucho olor a pólvora, abundante sangre y cabalgadas bajo un sol de justicia. Y todo ello con un ritmo cadencioso que permite indagar en los primeros planos del rostro melancólico de Sam Shepard. El guión es sencillo, pero muy bien llevado y brillantemente encarnado en la planificación y dirección contenida y clásica de Mateo Gil. Además el film está muy bien vestido, con una excelente fotografía de Ruiz Anchía y una esmerada dirección de arte de Juan Pedro de Gaspar. El broche de oro lo pone la partitura de Lucio Godoy, bien ensamblada y resultona.
El clasicismo del film traspasa lo formal y afecta también a los temas que desarrolla. La famosa doble moral de Robin Hood -sólo es lícito robar a los ricos-, la lealtad en la amistad, el deseo de redimir las heridas del pasado, la añoranza del hogar… y es que en el fondo lo que cuenta la película es eso: el retorno de un hombre a su casa, a los suyos, y que quiere hacerlo como un hombre de verdad, como un hombre justo. Una gran película.