Crítica
Público recomendado: +18
Pierre Bonnard (1887-1947) formó parte del movimiento de pintores franceses que se autodenominaron “nabi” (profeta en hebreo), junto con Félix Vallotton, Édouard Vuillard, Charles Cottet, Paul Sérusier, Maurice Denis, Paul Ranson y Ker-Xavier Roussel. Herederos del simbolismo de Edouard Gauguin, de la libertad cromática y del gusto por el arte japonés.
Aunque estudió derecho en la Universidad de París, acaba prefiriendo estudiar en la Academia Julian y la Escuela de Bellas Artes de Paris, siendo premiado por trabajos publicitarios que le dan popularidad y le consiguen mecenas que mantendrán su carrera.
En 1899 conoce a Maria Boursin, que se hace llamar Marthe de Méligny, para rodearse de un aura aristocrática, pese a su procedencia humilde. Ambos se enamoran perdidamente, y esta pasión se convierte en un motor para Bonnard y su creación pictórica. En 1900 el gran marchante Ambroise Vollard publica su primer libro de artista, el poemario Parallèlement, de Paul Verlaine, con ilustraciones de Bonnard. Su mayor originalidad radica en los abundantes desnudos femeninos, llenos de erotismo y libertinaje, con su peculiar estilo naturalista y simbolista, lleno de color y de atmósfera saturada.
La relación obsesiva y posesiva entre Bonnard y Marthe se transmite en sus pinturas, con una presencia enigmática y descarada, donde ambos se vampirizan y aíslan del resto. Marthe no es solo su musa, es su otro yo al que continuamente vuelve, a pesar de los pesares.
Una película interesante de Martin Provost, donde uno de los protagonistas es la naturaleza y el amor al paisaje, algo que recupera el impresionismo con su búsqueda del plein air; los interiores reposados de la pintura de Bonnard, junto con la historia de amor hasta el final de Marthe y Pierre. Aunque la película no lo refleja, tuvieron juntos dos hijos, Charles y Andrèe.
María Molina
https://www.youtube.com/watch?v=tePdkUusu8c