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Carrie

Carrie 

Público recomendado: Jóvenes  

Plantearse a estas alturas qué sentido puede tener un remake es una tarea ciertamente desconcertante. Frente a la mayoritaria evidencia de que una revisión de un film pretérito tiene como única meta actualizarlo para las nuevas audiencias se esconde un doble desprecio; primero a la película misma, y segundo, a la audiencia que se asume como demasiado anquilosada en su sociedad como para comprender películas pasadas. Si alguien no sabe valorar ciertas películas, mejor será no tenerlo en cuenta. Pero obviamente, todo esto en Hollywood sobra porque de lo que se trata, al fin y al cabo, es de hacer dinero.

 

 

 

 

 

 

 

Como todo el mundo sabe, Carrie es una nueva lectura de la novela homónima de Stephen King del mismo título que en 1976 llevó a la gran pantalla con notable éxito Brian De Palma. Esto provoca el problema habitual en todo remake; el original suele pesar demasiado y más aún si hablamos de un director tan visual como De Palma.

Al primer golpe de vista, el Carrie de Kimberly Peirce se diferencia más bien poco del Carrie de Brian de Palma. Tenemos una estructura casi calcada, uno roles en sus intérpretes prácticamente idénticos y un final que, como el original, carga las tintas, aunque se sigue quedando a cierta distancia de la cinta de De Palma. Aún así, las anecdóticas diferencias entre ambas películas sólo van a subrayar el carácter de título de culto que tiene el largometraje original y la nimiedad dramática y formal de la película que nos ocupa. Es cierto que el Carrie de Peirce ahonda en los conflictos dramáticos de sus personajes con cierta hondura, aunque esto en el fondo solo sirva para hacer algo muy posmoderno, humanizar a los mitos, incluidos los modernos, incluida Carrie, y también a su madre. Con más frecuencia de lo deseable y sobre todo en el cine de Hollywood, suele ser muy habitual que dramatizar sea sinónimo de dar demasiadas explicaciones y esto mismo es lo que sucede en Carrie. De esta forma, mientras en la película de De Palma todo quedaba suspendido ante cierta extrañeza insana que empapaba el film, en la película de Peirce todo queda bastante más clarificado y exento de misterio, y por tanto, también de terror.

No obstante, vale la pena reconocer que pese a todo, Carrie versión 2013, es un largometraje tolerable. Sin grandes defectos ni escandalosos errores, la extremada fidelidad al original de De Palma, el moderadamente contenido uso de las modernas técnicas de efectos especiales, su guión, a grandes rasgos bien planteado y resuelto y sobre todo, el buen hacer de sus dos actrices protagonistas, Chloë Grace Moretz y Julianne Moore, consiguen que Carrie sea una cinta de cierta dignidad, muy lejos de la propuesta de De Palma, inútil en su concepción y estéril en su sentido, pero idónea para ser acompañada por un buen combo de palomitas intrascendentes.

Ramón Monedero

 

Ficha técnica:

Dirección: Kimberly Peirce

(Estados Unidos, 2013)

Interpretación: Chloë Grace Moretz (Carrie White), Julianne Moore (Margaret White), Portia Doubleday (Chris Hargensen), Judy Greer (Srta. Dejardin), Alex Russell (Billy Nolan), Gabriella Wilde (Sue Snell) y Ansel Elgort (Tommy).

Duración: 100 min.

Distribuidora: Sony Pictures Releasing

Género: Terror.

 

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