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Cielo sobre pantano

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Es posible que, al acercarse el final de la década de los años cuarenta, en el pasado siglo XX, muchos italianos, muchos europeos  y gentes de todo el mundo no tuvieran noticias de la vida  y de la muerte de aquella muchacha italiana que fue María Goretti, nacida en la pobreza, crecida en la indigencia diaria, del pan duro de cada día y enfrentada a la muerte con asombrosos valor de santidad.

Y es posible, también, que nadie esperara que el cine, el Séptimo arte, diera noticia de la vida y de la muerte de quien fue la santa María Goretti. Al cine se debe el conocimiento de la sencilla y conmovedora peripecia que fue la vida de aquella “ragazza” que se enfrentó a la muerte con la más ejemplar entereza para defender su virtud, para guardar su virginidad, para no pecar, para vivir – y morir – acompañada de Dios; que aceptó el martirio para morir perdonando. Fue María Goretti, sin desearlo, dejándose vivir, una lección de humildad y de amor a sus prójimos en la aventura diaria de su menesterosa familia o acaso, en el drama de sobrevivir cada jornada, cada noche, en la más áspera y adversa tierra italiana durante el último estertor decimonónico y principios del siglo XX. Y es justo celebrar que el cine italiano, en fechas que van quedando muy pretéritas, convirtiera en imágenes la asombrosamente dura que fue la vida, la aventura diario de aquella familia Goretti en el desapacible marco rural que, entonces, era el campo italiano, la zona pantanosa próxima a Nettuno, en el Lacio, casi frente al mar.

Allí, en aquel escenario tuvo lugar el prodigio de una realización cinematográfica de asombrosos perfecciones artísticas y técnicas. Allí, Augusto Genina dirigió a un equipo de increíble capacidad profesional y a  unos actores sin popularidad, pero sobrados de talento para dar avida a unos personajes que parecían nacidos en el propio y desapacible escenario en que se desarrollaba tan conmovedora historia. Allí, Augusto Genina creaba su película “Cielo sulla palude”, cuya proyección causa asombro y hace pensar en la sensibilidad de aquel realizador y en la profesionalidad con que manejaron las cámaras Amerigo Cengarelli y Guido Serra, que lograron para toda la película, de principio a fin, unas imágenes que causan una vivísima admiración y que hacen recordar joyas cinematográficas como “Hombres de Aran” o “Nanook el esquimal” obras del inolvidable Robert Flaherty. Así fue, así es la lección de “Cielo sobre el pantano”, “Cielo sulla palude”. Por sus altísimas calidades, aquella película obtuvo el Premio Internacional de la Oficina Católica Internacional del Cinema, concedido por la dirección de Augusto Genina. Y fue también premiada en la Mostra Internazionale Cinmatográfica de Venecia. También fueron reconocidas sus calidades al conseguir el Premio de la Presidenza del Consiglio dei Ministri como el mejor film italiano. Y, claro, la consideración de aquellos méritos y de aquellos reconocimientos en las fechas de la presentación de tan singular película mueve nuestra memoria para celebrar, en principio, su actualización, que ahora podamos ver tan excepcional obra cinematográfica en soporte DVD. Nos llega con el título “El cielo sobre el pantano”. Y nos atenemos a la memoria  para pensar que al despuntar la década de los años cincuenta, la película llegó a España y fue distribuida por la marca Cicosa. El título en español fue “Cielo sobre el pantano”, sin que tuviera el artículo que ahora se le antepone. E impresionados los propios distribuidores, los hermanos Couret, por las altísimas perfecciones de aquella producción italiana, se tuvo la intención o la decisión de estrenar “Cielo sobre el pantano” en versión original con subtítulos en español. Así llegarían al público todos los valores de la película, tal como la había realizado Agusto Genina. Pero la posibilidad real de estrenar aquella película con el diálogo original, con su banda sonora intacta como manifestación de respeto – y de admiración – a Agusto Genina, no evitó que también se considerase – por las ineludibles razones comerciales – la conveniencia de doblar los diálogos en un dialecto español que se ajustara, en lo posible, al ambiente y a los personajes de “Cielo sulla palude”. El dialecto era el castúo de algunas zonas de Extremadura. Se hizo tal doblaje, pero no convenció a quienes dirigían comercialmente tanto Cicosa como Mercurio Films. Al final, “Cielo sulla palude”, con el título en español de “Cielo sobre el pantano”, se estrenó con un doblaje que se ajustaba, en lo posible, al medio rural en que se desarrollaba la historia de Santa María Goretti, con aquellas imágenes impresionantes de principio a fin, con aquellos personajes tan sabiamente trazados e interpretados, muchos de ellos, por campesinos del Lacio; con la captación de aquella atmósfera. Y con el dramatismo del apuñalamiento de la protagonista tras el reiterado intento de violación. Era la indiscutible lección de cine que daba un catedrático: Augusto Genina.

Es grato recordar que este realizador había fundado, en el año 1.914, la productora Genina Films y que, en 1.925, escribió el guión de una película que dirigió Mario Camerini, a quien unían lazos familiares: Augusto Genina y Mario Camerini eran primos hermanos. La película era “Silvestro, payaso de circo”. Y es aún más grato recordar que René Clair, en un trance de su vida profesional en el que se vio en la imposibilidad de dirigir una película cuya realización le interesaba mucho por su contenido argumental, tuvo que designar quién le sustituyera. Y el que fue, indiscutiblemente, el mejor de los realizadores de Francia, René Clair, no dudó en señalar a Augusto Genina para la dirección de tal película. Y Genina dejó en muy buen lugar a René Clair con una realización brillantísima unánimemente elogiada por la crítica de Francia y de Italia. Y poco tiempo después en el año 1.939, Augusto Genina volvía a demostrar su inmensa capacidad como realizador cinematográfico al asumir la dirección de “L’assedio del Alcazar” (“Sin novedad en el Alcázar”). Fue también esta producción un ejemplo de realización perfecta y un modelo de narración en imágenes por la medida de sus secuencias y escenas en el marco dramático de la fortaleza sitiada. Ahora, por las razones que todos conocemos, se intenta restar méritos a “Sin novedad en el Alcázar” cuando tanto encomio debe suscitar tal película, rodada en los estudios de Cinecittá, en Roma, y sobre los escombros reales de la mundialmente famosa Academia de Infantería.

Cielo sobre el pantano” fue distribuida por la misma empresa que, años más tarde, presentaría “Bienvenido Mr. Marshall”. Y conforta que esta película italiana pueda ser valorada por espectadores que ya no la pueden ver en pantalla grande. Gracias a los soportes que podemos calificar como domésticos y gracias, en este caso, a la firma Karma, podemos contemplar las imágenes asombrosas de “Cielo sobre el pantano” y recordar que el cine tuvo realizadores como Augusto Genina, sencillamente genial. Y en el comentario sobre su reaparición – llamémoslo así – sería injusto, demasiado injusto, silenciar la mención, el elogio, de la actriz que da presencia al personaje protagonista, a María Goretti. Lo hizo una actriz de la cual – por lo menos en España – no se tenía noticia: Inés Orsini. Jovencísima entonces, en los últimos años cuarenta, hizo una interpretación del personaje central, de la santa, poniendo de relieve su encanto y su talento, valores que su director supo potenciar. Al ver la proyección del “Cielo sobre el pantano”, se percibe esta influencia en Inés Orsini. Obsérvese el plano en que esta actriz, esta protagonista se entrega a la muerte perdonando. Ese plano, con ese leve giro de la cabeza, con ese rostro vencido, es una inolvidable lección de cine, tanto de la actriz como del director.

José Luis Piqueras

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