Crítica

Público recomendado: +16

Esta película documental argentina narra la historia de Romina que, tras una mala racha con su novio, vuelve a casa de su madre junto con su hijo pequeño, y nos muestra la relación entre los tres y las preguntas existenciales que se plantea tanto la protagonista principal como algunos de los personajes secundarios.

Se trata de una película casi documental de Romina Paula, actriz y dramaturga, en su primer trabajo en la dirección, además de que es la propia Romina, su hijo y su madre, los que encarnan los mismos papeles en ficción que en la vida real.

La narrativa de la película se compone de tres modalidades diferentes. La sucesión de los acontecimientos que vive Romina se intercalan con una voz en off que habla de la historia familiar de la protagonista a la vez que nos muestran fotografías antiguas de miembros de la familia y que ofrecen reflexiones al espectador sobre el desarraigo, la sensación de pertenencia a un lugar y la importancia de la lengua materna en la vida.

Además de estos dos estilos narrativos, los espectadores se descubrirán contemplando cómo algunos de los personajes nos ofrecen sus propias reflexiones hablando directamente a cámara, con un fondo fijo, en lo que podría considerarse un modo para lograr que el espectador comprenda de un modo más profundo las inquietudes de cada uno de los personajes, ya que no se plasman de otra manera en la película, aunque esto rompe el ritmo del largometraje.  Sin embargo, estas escenas son bastante inconexas y las reflexiones que hacen los personajes no son imprescindibles para la trama principal. Ni siquiera logran explicar el porqué de las decisiones que toman y sacan al espectador de la película.

El hilo conductor sobre el que gira toda el largometraje es el deseo de Romina de descubrir quién era antes de ser madre, antes de experimentar que la maternidad es vivir en un amor que la ahoga a tiempo completo y que, para ella, está repleto de culpa, tanto por lo que hace como por lo que no hace, además de reflejar que las decisiones que se toman siempre acaban modificando las vidas de otras personas.

Por otra parte, plantea algunos aspectos de lo que denominan amor romántico, señalando que con el romanticismo es más fácil proyectar una imagen de uno mismo de lo que se quiere mostrar al otro cuando se le acaba de conocer que en una relación más estable. Esto hace meditar a la protagonista, que equipara el miedo con los deseos por cumplir y la libertad con la ausencia de deseos.

En lo que respecta a los personajes secundarios, son escasos, y aparte de la madre y el hijo de Romina, las interpretaciones son peculiares y en algunas escenas, poco creíbles, de modo que en ocasiones es difícil entrar en la película.

Se puede señalar que las reflexiones de Romina encajan en la vida que se lleva en la sociedad actual y que pueden estar a la orden del día, pero no consiguen que el espectador se identifique debido al escaso ritmo narrativo y a la manera de plantearlas.