Crítica

Público recomendado: +13

¿Quién no conoce la historia de Anna Frank, la niña judía que vivió escondida en el altillo de una casa durante el Holocausto? ¿Quién no ha leído su diario? ¿Quién no ha visto la película El diario de Anna Frank, de Georges, Stevens (1959)? ¿O las miniseries televisivas? Entonces ¿qué nos ofrece este nuevo documental? En primer lugar, precisamente que se trata de un documental, con buen acopio de material audiovisual. En segundo lugar, que la base del mismo es ofrecernos testimonios paralelos de mujeres judías supervivientes del nazismo, de la misma edad que tendría ahora Anna sino hubiera sido asesinada. Ellas van contando sus experiencias y sentimientos, a menudo concomitantes con los que describe Anna en su diario.

El documental pivota narrativamente sobre dos elementos. Por un lado, la joven actriz italiana Martina Gatti hace de Cicerone, encarnando a una adolescente del siglo XXI que quiere entender y conectar con Anna Frank, y se comunica virtualmente con ella a través de las redes sociales. De ahí el título original de la película, con el hastag incorporado (#AnneFrank. Parallel Stories). El otro cimiento es la actriz Helen Mirren, que nos va leyendo dramatizadamente algunos fragmentos del diario de la joven alemana, a la vez que nos brinda algunas glosas que hacen de sutura narrativa.

Realmente la película se suma a la ingente producción sobre la Shoah sin aportar especiales novedades. Su interés reside en la frescura del personaje de Anna Frank, en el archivo fotográfico y en los testimonios de las mujeres, tan conmovedores como poco originales. Se deja ver, pero abunda en un tema tratado hasta la saciedad.