Crítica

Público recomendado: +16

Django Reinhart (1910-1953) fue una de esas personalidades musicales excepcionales, un guitarrista genial que bebió de todas las fuentes del jazz de la primera mita del siglo XX y aportó su sello inconfundible, fundando él casi un género, el del gypsy jazz.  Uno de los rasgos más destacados de Django era su mano izquierda, que sufrió una quemadura gravísima que le inmovilizó los dedos anular y meñique. Sin embargo, con solo dos dedos logró una técnica y ejecución de verdadero virtuoso, lejos del alcance de la mayoría de los músicos. Su carrera, que quedó truncada por su prematura muerte a los 43 años le llevó por los mejores escenarios del jazz a ambos lados del Atlántico. Fue un entusiasta de los grandes del jazz americano y un devoto de las estrellas del cine hollywoodiense.

El director, Etienne Comar, productor y guionista francés (De dioses y hombres, Timbuktú), tuvo, gracias a su padre, muy presente siempre la música de Django. El director comprendió la fuerza cinematográfica del músico francés y se sorprendió al saber que no había hasta la fecha ninguna película sobre su figura. Pero a esto une otro vacío cinematográfico que le urgía aún más a completar la película: la poca explicación de las persecuciones nazis a los gitanos.

Pero no se trata de una película antinazi al uso. Por supuesto que se muestra la irracionalidad, la barbarie, pero sin cargar en exceso las tintas; la violencia se muestra con dosis muy calculadas y el director pone su acento en zonas grises de la vida de Django Reinhart en una época muy concreta, la de la ocupación nazi de París entre 1943 y 1945. Allí se mueven todas las ambigüedades de Django, mediadas por su música: toca para los nazis, que le imponen hasta la censura en el repertorio, los ritmos, y los solos, pero no es un colaboracionista; su música le salva a él y a su familia, pero en un mundo en que la cárcel, la tortura y la muerte están cerca, eso no es suficiente. El asunto de las dos Francias durante la II Guerra Mundial ha sido tratado también con guante blanco; nada de hacer sangres innecesarias.

Etienne Comar ha hecho una gran esfuerzo de documentación sobre la época y la vida de Django en ella. Ha introducido también parte de ficción, como la figura de Louise de Clerk, protectora de Django, miembro de la resistencia, con todos sus claroscuros y sus tribulaciones. Personaje que representa, en palabras del director, las relaciones femeninas que actuaron como protectoras artísticas del guitarrista. El resultado es convincente, la interpretación de Reda Kated (Django), Cécile de France (Louise), y Bea Palya (esposa de Django) son muy destacables. Los fragmentos musicales están bien encajados, con fragmentos memorables, como la cena nazi en que Django es invitado a tocar y en la que se entrecruzan tres subtramas.

Django es el título de las películas western de Corbucci (1966) y la versión de Tarantino (2012) que son deudoras de nuestro guitarrista. Aunque el título definitivo no se lo puso Comar hasta estar el rodaje bien avanzado, esta es la verdadera película que no podía dejar de llamarse Django.