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Downton Abbey

Caratula de "Downton Abbey" (2019) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: Jóvenes

Nos llega la versión cinematográfica de la aclamada serie británica Downton Abbey. Un producto algo desconcertante, ya que pretende servir como secuela para los seguidores de la serie, a la vez que como película independiente para el espectador casual. Quizás esta condición de híbrido que busca contentar a todos le acaba pasando factura.

Los Crawley son una familia que viven en la mansión de Downton Abbey, en la campiña inglesa, a principios del siglo XX. El anuncio de que los Reyes de Inglaterra visitarán la mansión desencadena una enfebrecida actividad, a la vez que genera algunos conflictos, entre ellos un intento de magnicidio.

La experiencia de este crítico puede servir de experimento para aquellos espectadores que no conozcan la serie original, y se pregunten si serán capaces de entender la trama en caso de acudir al cine. Lo cierto es que la película se puede seguir sin demasiados problemas (al margen de la acumulación de nombres al principio, como ocurre en otras películas), y aunque se percibe que hay subtramas que provienen de un desarrollo anterior, los guionistas han hecho un buen trabajo en centrarlo todo alrededor de la narración principal (la visita real a una mansión de provincias inglesa).

Pero por otro lado, queda igualmente claro que la implicación emocional del espectador dependerá mucho de si ha seguido la serie o no. Como un absoluto desconocedor de la versión televisiva, la película no llegó a conmoverme en determinados momentos en los que se percibe que debería ocurrir, y en cambio es muy probable que quien haya seguido a estos personajes desde hace años experimentará de forma muy diferente esas secuencias.

Dicho lo cual, la película sí cumple como producto de entretenimiento. La historia se sigue con cierto interés, las interpretaciones son competentes, y la puesta en escena cumple de sobra con las necesidades dramáticas y estéticas. Uno se lleva la sensación de que Downton Abbey (tanto la serie como la película) no deja de ser el reciclado de aquella serie británica de los años 70, Arriba y abajo (Upstairs, Downstairs), que dividía las tramas y conflictos entre el mundo de la clase alta y el de la clase trabajadora, representados por los dueños y el servicio de una casa señorial. Al fin y al cabo, el tema de las clases sociales y su marcada división ha sido siempre una constante en la literatura y el cine británicos.

Al mismo tiempo, Downton Abbey intenta presentar otros temas conflictivos, como la situación de Irlanda, la cuestión de la monarquía, la homosexualidad o el sentido del deber. Pero todo ello está tratado de un modo absolutamente superficial, sin tomar partido o entrar a las cuestiones de fondo y más bien como una mera ilustración, con la única reflexión en el aire de que los tiempos han cambiado. Los conflictos se resuelven casi por sí mismos, y se intuye una continuidad televisiva que convierte la película en una mera “estación de paso” entre temporadas.

Por lo demás, todo se desarrolla con un estilo “british” tan enfatizado que en ocasiones se queda al borde la parodia. Sin duda la retranca del personaje interpretado por Maggie Smith resulta lo más memorable de todo ello.

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