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Dune

Crítica

Público recomendado: +13

Dennis Villeneuve es uno de esos pocos directores que intenta transitar en la fina línea entre el cine de autor y el de consumo masivo, ya que sus rasgos idiosincráticos no le impiden afrontar el cine de género y los grandes presupuestos. Dune se convierte en su película más ambiciosa, y seguramente también la más lograda en ese difícil equilibrio.

Dune cuenta cómo la dinastía de los Atreides recibe el encargo de ocuparse de un planeta desértico pero que posee una valiosa especia. Sin embargo, el Emperador conspira con los crueles Harkonnen para deshacerse de los Atreides. El joven heredero del clan, Paul, tiene extraños sueños en los que se ve como el elegido para liberar a los nativos del planeta.

Siempre se ha considerado que la novela de Frank Herbert era prácticamente imposible de adaptar, debido a su complejidad conceptual y a la vez la gran escala que requiere. Ya David Lynch salió trasquilado de su intento en los años 80. Sin embargo, Villeneuve parece el director ideal para afrontar el reto, precisamente por esa doble cualidad que hemos dicho que atesora su cine. Y el canadiense no ha decepcionado: su Dune consigue exponer las cuestiones filosóficas, políticas y morales que contiene la obra original (quizás no en la misma profundidad, pero no estamos hablando del mismo medio), y a la vez ofrecer un gran espectáculo visual y una narración épica y sostenida.

Dune se vertebra alrededor de un camino del héroe para su protagonista, una figura mesiánica, el “elegido” de tantas películas de aventuras. El hecho de recurrir a estructuras conocidas no le resta valor, y Villeneuve va desentrañando las distintas tramas con paciencia y aplomo. La película oscila entre la plasmación realista y un ámbito más simbólico y onírico, que confiere al personaje el aura de un destino heroico. Un gran reparto (en el que destaca Rebecca Ferguson como madre de Paul Atreides) y una espectacular puesta en escena llevan al espectador de la mano por dos horas y media de metraje que se acaban haciendo cortas.

Al resaltar las implicaciones ecologistas (que ya se podían intuir en el material original) se confiere el toque de actualidad a esta versión, que hay que recordar que solo abarca la primera mitad de la novela, y que debe completarse con una segunda película.

Aún así, la experiencia cinematográfica es plenamente satisfactoria, sin duda una de las grandes películas de los últimos años, y llamada a convertirse en un clásico de la ciencia-ficción. Una joya que todo cinéfilo debe ver en la sala.

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