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El Capitán Trueno y el Santo Grial

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adolescentes

Después de muchos años, el proyecto de llevar a la pantalla una película sobre el Capitán Trueno se hace realidad. Uno se acerca con buena voluntad a la película, con la esperanza de que el cine español haya aprovechado la ocasión de ofrecer un producto digno y entretenido a partir de uno de los iconos del cómic nacional. Por desgracia, no ha sido así.

El Capitán Trueno y el Santo Grial cuenta cómo el héroe, acompañado de sus fieles amigos Crispín y Goliat, además de la princesa nórdica Sigrid, debe proteger el Santo Grial de un poderoso hechicero que pretende usarlo para extender las fuerzas del infierno sobre la tierra.

Se ve desde el principio a dónde apunta la película: a las películas de aventuras de toda la vida, con referencias a En busca del Arca perdida y por supuesto, Indiana Jones y la Última Cruzada. Las intenciones son buenas, el resultado no. Desde el principio la película transmite un quiero y no puedo en el terreno de la producción, una sensación de pobreza que en este tipo de cine es difícil disimular.

Por otro lado, la narración no es fluida: es difícil saber qué tienen que hacer en cada momento los personajes, qué pretenden, qué ocurre. El clímax en el castillo es el ejemplo más claro de todo esto. También plantea expectativas que luego no cumple, como presentar al grupo de acompañamiento del Capitán, una serie de soldados con habilidades especiales, y que en ningún momento de la películas les veamos demostrarlas. En otro momento, se sugiere que se está formando un ejército de campesinos que nunca llegamos a ver.

El ritmo es muy irregular, con ciertos tiempos muertos que se hacen insoportables. Y el gran talón de Aquiles de la película reside en las interpretaciones, que no van en la misma dirección: algunos actores están interpretando un drama de acción, otros una comedia, algunos un relato para niños, otros para adultos. La deficiente vocalización de alguno de ellos hace difícil entrar en la fantasía que propone la película. Sólo algún veterano como Roberto Álvarez se salva de la quema.

Temáticamente, la película renuncia a conferir un especial sentido al símbolo del Santo Grial (como sí hacía Spielberg en la tercera aventura de Indiana Jones); se le despoja de su condición de reliquia religiosa para convertirlo en una especie de elemento ocultista.

De esta manera, la película se conforma con ser un entretenimiento (aunque no lo llegue a lograr), y únicamente se apunta una trama de un cierto valor humano: la transformación de Trueno, de soldado de fortuna a héroe de los débiles y desamparados. El problema es que ese cambio en el personaje está contado sólo por diálogo: no se ve en pantalla, no se relaciona con el Grial (una bonita oportunidad perdida), no existen puntos de giro claros en esa trama.

En definitiva, después de tanto tiempo sonando el proyecto, la película resultante supone una enorme decepción. Confiemos en que en algún momento se pueda rescatar al personaje del olvido al que parece condenado.

 

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