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El Cuarto Pasajero

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

 Alex de la Iglesia es uno de esos cineastas que conecta con el público con cierta facilidad con producciones como El día de la bestia o Los Crímenes de Oxford y que disfruta creando llamativas historias o ciertamente originales como Balada triste de trompeta, la irreverente Las brujas de Zugarramurdi o Perfectos desconocidos, pero sus finales son imperfectos. En los últimos años se ha centrado en la serie de aventuras 30 monedas y, en esta ocasión, nos ofrece una inquietante comedia titulada: El cuarto pasajero.

La producción gira en torno a un misterioso individuo y un dicharachero negociante que se convierten en unos molestos acompañantes para las otras dos personas que viajan de manera habitual en un coche compartido, mediante una aplicación de móvil.

Esta roadmovie ha contado con un potente reparto encabezado por Blanca Suárez y Alberto San Juan, al que acompañan Ernesto Alterio, Rubén Cortada y Carlos Areces entre otros. El mencionado director vuelve a dar muestras de dominio de las situaciones cómicas y la química entre los actores funciona. En especial, Ernesto Alterio destaca con su histriónico y desquiciante personaje que es el contrapunto del contenido, Alberto San Juan, mientras que Blanca Suárez está bien donde la pongas tanto por sus dotes artísticas como por su belleza.

La película presenta un ritmo adecuado que decae de vez en cuando en una comedia con cierta intriga, disparatada por momentos y con alguna  que otra astracanada. Este director rompe la maldición (que es un tema propio de su cine), en este caso, su mala racha, ofreciendo un final previsible, pero razonablemente redondo. El mensaje que deja es positivo, dentro de sus limitaciones, en cuanto al valor de la amistad y nos sugiere que las historias de amor a ritmo de melodía melancólica al estilo Garci (uno de mis directores españoles favorito) tendrían que ser fruto de un tiempo de sintonía y diálogo profundo más que el de la flor de una noche.

En un segundo plano, aunque no tanto, el realizador sorprende al espectador como en el caso de Spiderman: Lejos de Casa con la Virgen de Guadalupe, al aparecer el Sagrado Corazón de Jesús en una de las innumerables esculturas de nuestras ciudades que cuidan de nosotros desde las alturas como si de un “dron” se tratara, mientras que la Virgen de los Milagros, que puede entenderse como un guiño camuflado al cine de Berlanga (salvando las distancias), hace acto de presencia en dos ocasiones, haciendo el honor al irónico refrán: Fíate de la Virgen y no corras, que en realidad hace referencia a esos miles de camioneros que se pasan las horas en la carretera y se acogen a sagrado, en sus momentos de soledad, que nos puede recordar la labor de la Pastoral del Tráfico y que se sienten acompañadas cuando escuchan  emisoras de la Iglesia: Radio María y Cope.

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