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El desafío

Caratula de "El desafío (The Walk)" (2015) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes, adultos 

The Walk (El Desafío) cuenta la historia de Philippe Petit, el funámbulo que cruzó las torres del World Trade Center de NY en 1974 sobre un cable. La película está dirigida por Robert Zemeckis, responsable de obras como Forrest Gump, Náufrago o El vuelo.

La historia se desarrolla en torno a la explicación de los hechos por parte del personaje de Philippe, quien va guiando la narración, destapando las intimidades que le acompañaban durante el trayecto hacia su objetivo. “Caminar en el cable es la vida” se atreve a afirmar.

El film narra el proceso por el que Petit organizó, junto con el equipo que fue reuniendo, el desafío que le llevaría a la fama mundial.El proyecto en sí mismo puede resultar admirable o delirante; es real, en cualquier caso. La película, sin embargo, es otra cosa: una recreación constante, que devuelve a la vida a las desaparecidas Torres Gemelas, pero con un fuerte y constante componente desfavorable: un guión que no resulta cautivador. Se busca que el espectador no tenga espacio alguno para la duda, no dar ocasión a que se pierda en ningún momento. Y, durante toda la película, el guión sustenta una trama que se debilita por momentos, que no consigue resultar cautivadora. Todo se narra siguiendo un código particular que mezcla surrealismo, humor e inmediatez narrativa, con el que la película, en lugar de convertirse en un producto original, se queda a medias tintas, sin efectuar un tiro certero, quedando en el terreno de lo impreciso.

Con el ritmo acelerado del film, se construye una espectacularidad que sorprende en ocasiones; desplegando un concierto de recreaciones digitales prácticamente en todo momento. Consigue ciertamente transmitir una sensación de vértigo, llevando a la tensión en ocasiones. En este sentido, en cuanto a poder recreativo y a espectacularidad, la película acierta a momentos. Pero, en su conjunto, resulta un plato sobrecargado de guarnición y con poca carne.

El desarrollo del sueño de Petit se desenvuelve con la estructura narrativa del objetivo que se va tejiendo hasta su consecución (como se ve en películas del estilo de Ocean´s Eleven o La red social). Puede lanzar, por estos atributos, a querer vivir y luchar por un objetivo, pero no tiene la fuerza necesaria para despertar de este modo, ni ofrece un entusiasmo aplicable a la vida cotidiana: muestra un individuo obcecado en una aspiración, que va construyendo sin seguir una línea muy coherente su camino hasta la meta.

La película, pese a estar basada en hechos reales, resulta alejada de la realidad. Se tratan temas interesantes, como la confianza en uno mismo o la compañía, factores que resultan fundamentales para avanzar hacia el objetivo. Sin embargo, un producto tan masticado y edulcorado deja atrás estos valores frente al ritmo incesante y desesperado por no dejar al espectador atrás.

En definitiva, The Walk es un carnaval de recreación digital que ofrece un homenaje a las Torres Gemelas aprovechando la figura de Philippe Petit y tratando de ofrecer un buen rato. Sin embargo, hay pocas razones por las que estas dos horas de rato merezcan ser vividas. Incluye buenas interpretaciones, buenas imágenes, pero poco realmente interesante que aportar. The Walk estimula el manifiesto que se está dando en los últimos tiempos de superproducciones cinematográficas: se puede aspirar cada vez a una mayor perfección formal, pero no por ello hacer mejores películas.

 

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