Crítica

Público recomendado: +12

Con su ópera prima, El despertar de María (2022), los directores y guionistas Lauriane Escaffre e Yvonnick Muller, nos traen a la gran pantalla una comedia naif sobre la superación personal de María, Karin Viard, una mujer madura que vive atrapada por la monotonía de sus días.

Un acontecimiento inesperado lleva a María a buscar un trabajo nuevo. De una forma rápida, ese trabajo se presenta casi sin esfuerzo y es contratada como señora de la limpieza en la Academia de Bellas Artes. Así se nos presenta el mundo nuevo que se abre para María. Ese mundo del arte contemporáneo con toda su complejidad, novedad, abstracción o reivindicación. Poco a poco, el trato con los trabajadores y los estudiantes cambiará la vida de María radicalmente. Nuestra protagonista empieza a implicarse en el arte de manera personal. Su mirada ante el arte y la vida cambia en una mirada nueva que nace del asombro y la inocencia de la novedad y la cercanía con los jóvenes artistas y creadores. María también potencia su sensibilidad artística que se manifiesta a través de la escritura de poemas, inspirados por las personas que le rodean en su día a día.

El filme no solo se centra en la relación de María con el arte, también indaga en las relaciones personales: la contraposición entre el amor tradicional y el amor moderno, con el poliamor y la fidelidad como fondo, o los problemas que hay con su hija única y la importancia de nuestras palabras y los daños que pueden provocar o los impulsos que pueden dar y generar cambios por aquello o aquellos a los que amamos. El debate se abre en cómo se resuelven todos estos temas dentro de la película.

En definitiva, El sueño de María se encaja en dentro de esas comedias francesas sencilla y amigables, en las que nada te sorprende y se cae en los tópicos de los enamoramientos tardíos. Esos que le suelen ocurrir, en su mayoría, a las personas que se han dejado llevar por la vida sin preguntarse mucho si realmente estaban haciendo lo que querían y que como tal, cuando deciden agarrar el toro por los cuernos, se equivocan con sus decisiones precipitadas como si de adolescentes se tratase.

María González