Crítica
Público recomendado: +16
La historia está basada en la vida de John Vogel, un estafador, traficante, ladrón de bancos y falsificador americano de doble vida. El guion es una adaptación del libro de memorias escrito por Jennifer Vogel, periodista e hija del protagonista, y se centra en la complicada relación entre padre e hija. Él aparentaba ser ante su familia un creativo y multifacético empresario, mientras se dedicaba a falsificar billetes, atracar sucursales y trapichear con droga. El 12 de julio de 1995, después de haber atracado una sucursal en Sioux Falls (Dakota del Sur) fue capturado por las autoridades tras una espectacular persecución que acabó en tragedia.
Dirigida por el actor Sean Penn, con varios trabajos previos en la dirección: Diré tu nombre (2016), Hacia rutas salvajes (2007), El juramento (2001), Cruzando la oscuridad (1995) y Extraño vínculo de sangre (1991). En esta ocasión nos presenta un drama familiar protagonizado por su hija Dylan Penn.
La relación del embustero padre estafador y la hija en busca de sentido resulta interesante. La hija trata desesperadamente de encontrar un asidero, pero las experiencias y enseñanzas de su padre no parecen el mejor soporte para encontrar el norte en la vida. Al final, el padre no puede más que ofrecer desilusiones y un acopio de frustraciones de las que, a pesar de todo, la hija entresaca alguna luz para abrirse camino.
En cierta ocasión el director de cine José Luis Garci comentó que Terrence Mallick es un cineasta que ha hecho daño a directores que tratan de emularle sin éxito, quizás Sean Penn -que ha trabajado con Mallick- sea uno de ellos. En El día de la bandera se sumerge en reflexiones filosóficas, contadas a cámara lenta, con movimientos acompasados por la banda sonora y proliferación de saltos temporales, que en algunos momentos pueden resultar pretenciosos. Quizá haya algo de arrogancia o indulgencia en el abuso de algunos recursos narrativos, como los primeros planos, que llegan a resultar incluso contradictorios en algún momento.
Lo mejor de la película, la vuelta a la infancia, a ese lugar de búsqueda, de claves encubiertas, de energía y cariño, y la relación entre el padre farsante pero energético y su desatendida hija, relación ardua, con momentos mágicos, que evoca la protagonista de niña tras hablar con su padre, ya fugado del hogar familiar: “su voz me hacía sentir como si formase parte de un mundo mejor, un mundo mejor con el que yo solía soñar”.
La música, a cargo de Joseph Vitarelli, tiene un protagonismo especial y ha contado con la participación de Eddie Vedder e interpretaciones de Cat Power, Glen Handsard y Olivia Vedder, entre otros.
Drama áspero, no muy profundo, de ritmo lento y narración desigual, muy apoyada en la voz de la narradora, con un preciosismo formal algo rebuscado, que tiene momentos interesantes y una música digna.