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El gran Gatsby

El gran Gatsby

Público recomendado: Jóvenes, adultos. 

El australiano Baz Luhrmann es un director con un estilo propio muy marcado, y eso suele provocar una fuerte división de opiniones: para muchos es un visionario y un artista de la imagen, para otros un simple realizador de vacíos vídeo-clips.

Después de éxitos como Romeo + Julieta, Moulin Rouge! y Australia, Luhrmann se atreve ahora a adaptar una de las grandes novelas americanas de todos los tiempos, El Gran Gatsby, film que ha abierto el Festival de Cannes de este año. 

La historia cuenta cómo en los “felices” años 20 un misterioso millonario, Jay Gatsby, intenta reconquistar a Daisy, un amor del pasado que ahora está casada. Para ello intercederá Nick Carraway, vecino de Gatsby y primo de Daisy, y la mirada a través de la cual se desarrollará el relato. 

El espíritu de la novela de Francis Scott Fitzgerald está presente en la película: el reverso del sueño americano, lo que se esconde detrás del dinero rápido, del espectáculo y del exceso. Es por ello que el recargado estilo Luhrmann parece muy adecuado para esta historia: la grandilocuencia, los llamativos movimientos de cámara, los barrocos diseños… todo ello parece evocar lo que a fin de cuentas es el personaje de Gatsby: un puro artificio, una fachada montada, eso sí, alrededor de algo humano y auténtico: el amor verdadero.

Otros personajes, como Tom, no necesitan aparentar, pero sus sentimientos no son verdaderos.

En medio de todo ello está el personaje de Nick, el narrador de la historia, y como él mismo reconoce, un personaje que está dentro y a la vez fuera de todo lo que pasa.

Finalmente, la película retrata severamente a la hedonista sociedad americana de los años 20, una sociedad que pensaba que el sueño americano consistía en conseguir la riqueza como un fin en sí mismo, y que se encontró con el amargo despertar de la Gran Depresión. Esta reflexión convierte El Gran Gatsby en una película muy pertinente para nuestros tiempos, marcados por otra fuerte crisis económica, que debe poner a prueba de nuevo los valores más importantes del hombre.

 Cinematográficamente, no se puede negar a Baz Luhrmann un saber hacer en cuanto al cine espectáculo, pero su mayor virtud consiste en no perderse en su propio estilo (como le sucede a muchos directores encumbrados), en saber qué está contando, dónde está el corazón del relato. Sus homenajes cinéfilos a Ciudadano Kane, Manhattan o El crepúsculo de los dioses demuestran que Luhrmann ha buscado referentes narrativos cercanos a los temas principales, que no son simples caprichos visuales.

Además, ha contado con un reparto de actores muy inspirados que saben interpretar a la perfección el cambio de tono: de alegres, despreocupados y ociosos a desorientados y amargados cuando descubren que todos los actos tienen consecuencias (Luhrmann saca acertadamente de la novela el recurso visual del tablón de anuncio con dos ojos gigantescos como “la mirada de Dios”).

Quizás el mayor problema resida en que el director no es capaz de mantener el ritmo narrativo de un modo constante, y que la parte central de la película se resienta de un cierto agotamiento, para volver a cobrar fuerza en la parte final.

También se le puede achacar a Luhrmann repetir algunos recursos ya vistos en Moulin Rouge!, tanto narrativos y visuales como musicales (el anacronismo de utilizar música actual para reflejar el sentimiento provocado por el jazz de la época).

Estos y otros motivos serán suficientes para que la película sea denostada por los detractores de Luhermann, pero es difícil negar su encanto, su excelente factura y saber contar la historia humana que justifica todo el envoltorio.

 Federico Alba

 

Ficha técnica:

(The Great Gatsby, EE.UU., 2013)

Director: Baz Luhrmann

Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton

Duración: 141 minutos

Género: Drama

 

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