Público recomendado: Jóvenes
Resulta muy complicado acercarse a una película como El heredero del Diablo sin tener constantemente en la cabeza La semilla del Diablo. Ambos títulos no dejan lugar a duda de lo que vamos a ver. La principal diferencia entre la primera y la segunda es que el film dirigido por Matt Betinelli-Olpin y Tyler Gillet utiliza la técnica de la cámara al hombro presuntamente amateur para contar una historia que es muy similar a la del largometraje de Roman Polanski.
No creo que haga falta extenderse mucho en su sinopsis. Una pareja en viaje de novios es invitada a lo que parece una estupenda fiesta clandestina pero tras unas pocas horas y otras tantas copas no recuerdan nada de lo que allí ocurrió después. Poco después, ya en Estados Unidos, Samantha (Allison Miller) descubrirá que está embarazada. Esto, y el propio título de la película, es más que suficiente para suponer por donde van a ir los tiros. Y en efecto, no hay ninguna sorpresa en este sentido.
El principal problema de El heredero del Diablo ya no es que no dé miedo (toda buena película de terror no tiene porque asustar necesariamente) es que es aburrida. En el devenir de su reducido .y en este sentido, agradecido- metraje no asoma ningún elemento de interés o añadido novedoso a lo que se puede esperar. Samantha irá manifestando una actitud progresivamente más extraña y violenta hasta el lógico clímax final en el que los objetos saltan por los aires y los fuegos artificiales se desatan. Así, comparar la película de Betinelli-Olpin y Gillet con la cinta de Polanski es un suicidio entre otras razones, vale la pena admitirlo, porque el largometraje que nos ocupa pone todo su empeño por distanciarse lo máximo posible de la película protagonizada por Mia Farrow. Lo consigue, pero no vale la pena hacia donde nos conduce. Si poco cabía esperar de sus realizadores que hasta la fecha sólo habían filmado un puñado de cortometrajes, El heredero del Diablo no hace presagiar un futuro particularmente interesante para estos dos cineastas.
Lo mejor de la película de Betinelli-Olpin y Gillet es que permite fantasear con lo que, partiendo de la misma base dramática, habría sido una película completamente distinta y mucho más golosa. Pero a El heredero del Diablo no le interesa ser demasiado sugerente y no porque sea una película especialmente explícita, sino porque no deja mucho espacio para la imaginación. También habría sido interesante contraponer un milagro como la vida frente a una manifestación del mal como Lucifer, pero también está bastante claro que sus responsables no se querían meter en semejante berenjenal.
La película de Betinelli-Olpin y Gillet ni aporta nada nuevo ni desarrolla lo que ya hemos visto en otras películas por lo que termina sumiendo al espectador en el más profundo aburrimiento. Y es que El heredero del Diablo no es sólo una película tediosa sino que además es un largometraje absolutamente vacio. No pierdan el tiempo que yo perdí viéndola.
Ramón Monedero
Ficha técnica:
(Devil´s due
(Estados Unidos, 2014)
Dirección: Matt Betinelli-Olpin y Tyler Gillet
Interpretación: Allison Miller (Samantha MacCall), Zach Gilford (Zach MacCall), Sam Anderson (Padre Thomas), Roger Payano (Conductor del Taxi), Vanessa Ray (Suzie) y Bill Martin Williams (Ken).
Duración: 89 min.
Distribuidora: Hispano Fox Film
Género: Terror.