Crítica:
Público recomendado: Todos
Clásico entre los clásicos del cine de aventuras dirigido por Raoul Walsh (El mundo en sus manos, Murieron con las botas puestas) en el que Gregory Peck, poco habitual del cine de época, volvió a demostrar que los papeles que de verdad le iban como anillo al dedo eran los del hombre recto al que la vida pone en diferentes tesituras que él sortea victorioso gracias a su solvencia moral, desde Vacaciones en Roma a El cabo del miedo, aunque también deslumbraba en papeles más extremos como el de Moby Dick o Duelo al sol. Se trata de un relato sólido y del más puro entretenimiento de la década de los 50 con todos los toques maestros de la factoría Warner para convertirlo en una película de masas. No se puede sino disfrutar amablemente.