Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

El hijo de Jean

Caratula de ""

Crítica:

Público recomendado: adultos

Una llamada telefónica cambia la vida cotidiana de Mathieu, parisino, comercial en una empresa y escritor de novela negra por hobby.

Como sucede a menudo en la vida, las heridas que se creían sanadas vuelven a supurar y se vuelve a tener necesidad de respuesta. Esta llamada es precisamente la que conecta la vida presente de Mathieu -la que existe- y una vida que pudo haber sido si las cosas hubieran ido de manera diferente; por ejemplo si su padre, Jean, se hubiese quedado en Francia. Es una llamada que anuncia la muerte de un padre al que nunca llegó a conocer, que se mudó a Canadá tras su nacimiento y que abandonó a la madre de Mathieu. Jean ha estado toda su vida preguntándose quién era su padre y ahora tiene la oportunidad de despedirse de él, así que decide viajar al Quebec, asistir al entierro y conocer así a sus hermanos, de quienes nada sabía. Esta es la película de un hijo que sale de su casa en busca de lazos familiares y de respuestas que le proporcionen un anclaje. Un hombre deseoso de conocer al fin, y de amar, al padre que no tuvo y al que siempre añoró. Ese deseo latente, común al corazón de los hombres, es el núcleo desde el que se despliega la película.

El director francés Philippe Lioret (El extraño, En tránsito) es un autor poco conocido en España, pero goza de buen cartel y amplio recorrido en nuestro país vecino. Aquí apuesta por filmar un drama europeo contemporáneo, y para ello retrata una sociedad con familias desestructuradas, lazos afectivos débiles y quebradizos pero con el deseo permanente e intacto de hallar respuestas. De esta manera su obra enlaza con una parte del mejor cine europeo, el que no ha optado por lo estrictamente político o ideológico, sino por lo humano.

Pongan especial atención a la conversación entre Bettina –hija de un amigo de Jean- y Mathieu, cuando se abrazan tras salir de fiesta: dos almas heridas por el drama afectivo, heridas por un mundo que ofrece fragilidad amorosa: ella, abandonada por el novio al saber que estaba embarazada de gemelas; el otro, a la búsqueda de unos hermanos que nunca ha tenido y de un referente adulto. Sí, tiene razón Bettina cuando reconoce que son como «adolescentes»: no en el sentido que lo tilda de niñato o falto de conocimiento del mundo, sino -como emerge en el diálogo- porque no poseen seguridad existencial, ni certeza alguna capaz de resistir los embates de la existencia.

Esta es una cinta acerca de la posibilidad de volver a empezar tras treinta años de olvido, acerca de la necesidad de perdonar y de apostarlo todo por la vida del otro, y plantearse de nuevo la pregunta que recorre la cinta: ¿es posible reanudar una relación que ni siquiera había empezado, gracias al perdón?

 

 

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad